El jefe del movimiento proiraní libanés Hezbollah, Hassan Nasrallah, advirtió al partido cristiano de las Fuerzas Libanesas (FL) que de provocar «una guerra civil» cuenta con «100.000 combatientes armados y entrenados» para enfrentarla.
En un discurso televisado, el secretario general del partido musulmán chiita acusó a la formación cristiana de haber atacado el jueves pasado una protesta de sus simpatizantes y los de su aliado, el movimiento chiita Amal, con un saldo de siete muertos, y de armarse y querer provocar una «guerra civil».
«Revelo por primera vez esta cifra: tenemos a 100.000 combatientes, entrenados y armados», sentenció Nasrallah, quien aclaró que lo anunciaba «para prevenir una guerra y no para amenazar con una guerra civil», según consignó la agencia de noticias AFP.
Hezbollah y Amal convocaron jueves pasado a una manifestación frente al Palacio de Justicia de Beirut a fin de exigir el reemplazo del juez Tareq Bitar, encargado de la investigación de la explosión en el puerto de la capital en agosto de 2020, que causó más de 200 muertos.
Los dos partidos chiitas acusan a las Fuerzas Libanesas de haber desplegado francotiradores en los tejados de los barrios cristianos de los alrededores y de haber abierto fuego.
El jefe de las FL, Samir Geagea, lo desmintió y afirmó el viernes pasado que los habitantes del barrio de Ain el-Remmaneh se habían «defendido» frente a los «milicianos de Hezbollah que intentaron entrar en sus casas».
Hezbollah es la única formación en Líbano que consiguió conservar legalmente sus armas después del final de la guerra civil (1975-1990), en nombre de la «resistencia» contra Israel.