El fallo aplicó una perspectiva de género y remarcó que la mujer «se encontraba en un estado psíquico emocional que había disminuido sus frenos inhibitorios, producto del sinnúmero de agresiones que había estado recibiendo».
Gabriela Núñez le arrojó un ladrillo a su ex pareja cuando se estaba por subir a un taxi para irse del lugar y le ocasionó la muerte, en San Juan.
Tras ser detenida, la mujer de 28 años confesó el crimen de Gustavo Martínez (25) -padre de tres de sus cuatro hijos-, pero declaró que su intención no fue provocarle la muerte y que le arrojó el ladrillo como respuesta a una agresión previa por parte de él en el interior de su vivienda.
La acusada recibió cuatro meses de prisión preventiva y se encontraba alojada en el Penal de Chimbas.
Ahora el Tribunal de Impugnación dejó sin efecto la medida del juez de Garantías y le otorgó la libertad al cambiar la calificación de la causa de «homicidio doblemente agravado por el vínculo y por alevosía» a «homicidio en estado de emoción violenta».
De acuerdo con ese fallo, «momentos antes que la acusada Núñez arrojara el trozo de ladrillo contra la cabeza de Gonzalo Adrián Martínez, ocasionándole la muerte casi inmediata, había tenido que soportar el ingreso ilegal de la víctima a su domicilio en horas de la madrugada, aproximadamente a las 5 horas, cuando ella se encontraba durmiendo junto a su nueva pareja y el pequeño hijo que tenía en común con Martínez».
Además, ponderó que «según lo colectado hasta el momento, Martínez habría sacado de forma violenta de la cama a su ex pareja Núñez, para luego comenzar a agredir físicamente con una botella a la pareja de Núñez».
Siempre de acuerdo con esa versión, hubo un pedido de ayuda a la Policía pero Martínez en vez de retirarse del domicilio optó por quedarse dormido en el interior de la vivienda hasta las 8 de la mañana, momento en el que se produjo el desenlace fatal.
En sus fundamentos, el tribunal remarcó que Núñez «se encontraba en un estado psíquico emocional que había disminuido sus frenos inhibitorios, producto del sinnúmero de agresiones que había estado recibiendo esa noche por parte de la víctima Martínez».
Con estos elementos el fallo optó por una perspectiva de género ante el hecho y determinó la liberación de la mujer a un mes del homicidio.
Tanto los abogados querellantes como los fiscales se mostraron en desacuerdo con la resolución.