El avance tecnológico se da en el marco de la bioeconomía: la transformación de biomasa en productos de mayor valor, y esa biomasa empieza por producir maíz en el campo.
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y la empresa multinacional Syngenta avanzaron en una nueva biotecnología que busca mejorar la degradación del almidón del maíz y potenciar la industria de transformación del grano, destacó hoy Joaquín Guyot, gerente de Syngenta semillas.
El avance tecnológico se da en el marco de la bioeconomía: la transformación de biomasa en productos de mayor valor, y esa biomasa empieza por producir maíz en el campo.
La empresa suiza «pone en manos del productor las mejores opciones de genética, manejo y de biotecnología en semillas de maíz para producir más y mejor calidad de biomasa», explicó Guyot en diálogo con Télam.
La biotecnología permitió, entre otras cosas, que en los últimos años Argentina duplicara el área sembrada con maíz, y aumente cerca de un 50% el rendimiento, potenciando la producción, detalló.
En ese marco, Syngenta lanzará una biotecnología que incorpora a la semilla y grano de maíz una alta concentración de la enzima alfa (α) milasa, que mejorará la degradación del almidón de ese maíz y potenciar la industria de transformación del grano.
Junto con el INTA trabajaron en el desarrollo y recopilación de la información para «juntos encontrar cuál es el valor que esa biotecnología genera para un productor en Argentina».
El INTA y las instituciones públicas «son aliados para generar mayor valor para productores, y para que el desembarco de la nueva biotecnología tenga un camino más allanado y más fácil», afirmó el gerente.
El avance permitirá obtener un almidón más degradable, y así mejorar la digestibilidad en los animales, la ganancia de peso en animales y su carne, y la producción de litros de leche.
Además, permitirá transformar el maíz en etanol, ya que la alfa (α) milasa «es un insumo sintético y podría ser reemplazado por un bio insumo que esté dentro del propio grano de maíz».
De esa manera, también se «mejora la eficiencia de producción en cada campo y también la huella ambiental que se genera», completó a Télam.
Por eso, Guyot manifestó que «es necesaria una sinergia entre lo público y privado», con organismos como el INTA o Conicet, para «generar transferencias de información y para que las nuevas tecnologías sean más amigables y tengan mejor adopción en el campo».