Javier Milei acelera y arrastra a Mauricio Macri a elegir entre el sacrificio o la rendición incondicional

En la semana en que el expresidente deslizó la posibilidad de ser candidato este año, todas las señales parecen negativas en la disputa de su partido frente a La Libertad Avanza. Pases de factura internos y el riesgo de perderlo todo en la Ciudad.

Son momentos de perplejidad para el ex presidente y, por eso, el error forzado está todo el tiempo al alcance de la mano. También parecen estarlo las estrategias contrapuestas que desplegó el jefe del PRO esta semana, sobre las que volveremos. Se sabe, Mauricio Macri lidia peor con el consenso que con la imposición. El manejo de la Justicia, el cruce de los servicios de inteligencia con la información financiera para someter a propios o extraños y las campañas mediáticas son un ámbito más cómodo que la negociación, los acuerdos y -sobre todo- el respeto a la voluntad popular.

La Ciudad apareció empapelada con afiches del PRO que impulsan la candidatura de Mauricio Macri
En la excelente novela Fortuna, ganadora del premio Pulitzer, el argentino Hernán Diaz cuenta la historia de un magnate de la Bolsa en la primera parte del siglo XX. En una escena extraordinaria, el protagonista le pregunta a su biógrafa si entiende de qué trabaja él. Ante una respuesta superficial, contesta “yo trabajo de tener razón. Y si la realidad no se ajusta a mi opinión, la tengo que cambiar”. En buena parte de su carrera política, el ex presidente de Boca pareció moverse con esa certeza, utilizando los métodos citados para torcer los hechos a su favor.

Pero, se sabe, la dirigencia política está atada a imponderables que los grandes magnates no. La ya mencionada voluntad popular y también el hecho de que surjan rivales que puedan representar mejor a un sector de la sociedad son factores que parecen haber desafiado el juicio y la conducta de Macri. Desde la noche de 2019 en que fue derrotado en las PASO y mandó a dormir a todo el mundo para permitir al otro día una corrida descomunal del dólar que castigó a todos los argentinos -no sólo a los que no lo votaron- hasta esta semana en la que desplegó distintas estrategias discursivas para tratar de impedir la sangría de dirigentes que se avecina, el ex presidente parece haber perdido la brújula.

Una primera muestra de este naufragio político es el fracaso de su intento de colonizar el gabinete libertario (recordemos que había vaticinado que era una fuerza fácil de infiltrar). Ni Patricia Bullrich, Luis Petri, Luis Caputo o Federico Sturzenegger parecen sentirse deudores de Macri a la hora de integrar la administración Milei. Más bien todo lo contrario. La propia Bullrich lo puso en palabras cuando destacó la libertad que tiene para desplegar su plan represivo hoy en comparación con las trabas que le imponía la alianza Cambiemos. Lo mismo, aunque no lo digan, piensan los demás.

La queja de hace unas semanas cuando Mauricio Macri habló del destrato al que lo sometieron desde La Libertad Avanza muestra el patetismo de la situación. Una amarga autocrítica crece en el PRO por haber sido la guardia pretoriana de los proyectos y vetos de Milei sin haber recibido casi nada a cambio. Y, puertas adentro, esa factura se la pasan entera a Macri. Por eso, el encuentro de esta semana en la que el primo Jorge deslizó, con mal actuada pretensión de estar improvisando, que se puede venir un “Mauricio candidato” fue un intento de contener las fugas masivas que se adivinan.

Por eso los organizadores del acto donde se los escuchó a los dos repartían una sugestiva letra para cantar con la melodía de la canción Vasos Vacíos de Los Fabulosos Cadillacs:

A vos que te dieron un cargo

a vos que te fuiste del PRO

te voy a contar que siente

lo que es militar con pasión

nosotros bancamos a Jorge

su lucha él nos contagió

nosotros bancamo (sic) a Mauricio

porque fundó el PRO.

El mítin se dio en el centro neurálgico de las esperanzas y temores macristas. Casi se podría decir que, en la Ciudad, las tres fuerzas principales tienen mucho para ganar o perder. Si se desdoblan las elecciones y las locales se hacen el 6 de julio, será la primera elección de LLA siendo gobierno. Parece difícil que con la poca oferta de nombres que tiene pueda vencer al PRO en la elección a legisladores y sería un golpe terminar derrotado pero en la elección para el Congreso las perspectivas pueden ser distintas.

Para el PRO, afianzarse en su distrito de origen puede brindar nuevos bríos pero perder después de 20 años sería devastador. El peronismo mira de reojo y se ilusiona con que la derecha divida fuerzas y le permita mejorar una performance siempre complicada en un distrito esquivo. Pero también se arriesga a salir tercero en las nacionales y perder el senador que tiene.

Volviendo al ex presidente, todo indica que si acepta una alianza con Milei, deberá ser en las condiciones del actual presidente y esto implicará una nueva derrota con sabor a capitulación definitiva. Las encuestas que miran en Casa Rosada alientan a los que le aconsejan al libertario seguir comiendo milanesas pero no ceder ante ninguna exigencia de Macri, el hombre que trabajaba de tener razón.