Javier Milei, antes de la política fue arquero en Chacarita

El líder de La Libertad Avanza atajó durante seis años en el Funebrero, pero una dura lesión lo hizo abandonar las canchas.

Nació el 22 de octubre de 1970 en Buenos Aires y en 2020 asumió el desafío de meterse en la escena política. Lanzó su candidatura como diputado nacional de La Libertad Avanza por la Ciudad de Buenos Aires y lo consiguió, aun contra muchos pronósticos, como parte de un fenómeno que ratificó en las urnas lo que se había vislumbrado en sus actos públicos, a los que convocó miles de jóvenes.

Así, en las elecciones legislativas llevadas a cabo el 14 de noviembre, el economista libertario obtuvo el 17,04 por ciento de los votos, bajo un lema repetido hasta el hartazgo: “Terminar con la casta política que nos empobrece”. Asumió y, antes de presentar proyectos, motorizó una movida que le reportó rédito mediático: desistió de cobrar su dieta, por lo que decidió sortearla todos los meses.

Su aparición mediática es relativamente reciente y, por eso, poco se conoce de su pasado. Mucho antes de convertirse en el excéntrico economista que se pasea por los programas televisivos defendiendo sus ideales libertarios a viva voz, vivió la ilusión de la gran mayoría de los jóvenes argentinos: convertirse en futbolista profesional.

La desconocida faceta deportista de Milei en Chacarita

Antes de adentrarse en la política y en la previa de comenzar su carrera de economista, Javier Milei atajó en las inferiores de uno de los clubes más tradicionales del país: Chacarita, club del que su abuelo fue hincha y en el que incluso jugó como profesional.

Fue en 1983 la primera vez que se puso el buzo del Funebrero, donde permaneció durante seis años, hasta que una fractura en el maxilar, como consecuencia de una violenta patada, le truncó sus sueños como arquero.

En marzo de 2021, Milei regresó a su viejo amor. Es que, por primera vez en más de tres décadas, visitó el estadio y el polideportivo de Chacarita. Allí, fue recibido por los dirigentes, que le regalaron una camiseta, y hasta se dio el gusto de atajar en uno de los arcos y revivir recuerdos de su adolescencia.