El conductor visitó «La divina Noche de Dante» y habló de todo, incluyendo uno de sus peores momentos de salud. Conocé qué le pasó cuando estuvo 8 minutos muerto.
Jorge Rial es uno de los conductores y periodistas más importantes del país. Hace un tiempo atrás, el conductor vivió un momento triste y desesperante: estuvo ocho minutos muerto. De eso, justamente, habló en su última entrevista con Dante Gebel en «La divina noche de Dante», donde contó qué fue lo que sintió y cómo la pasó después de ese lapso de tiempo en el que perdió la vida. Sin dudas, una confesión a corazón abierto que dejó a todos impactados.
El dialogo comenzó cuando el mismo Jorge Rial dijo: «Tengo un año y medio, soy un bebé». En ese sentido, Gebel le dijo: «Es verdad, a mi me dio mucha gracia cuando te pasó lo que te pasó, que me gustaría hablarlo ahora. Porque casi te vas del otro lado y por eso decís que tenes un año y medio, desde que volviste a nacer».
«Escuché a algunos diciendo que estás exagerando. Mi amigo Ventura decía: ´no, ¿vos te pensás que se murió?´. Pero vos estuviste del otro lado», continuó Gebel. Entonces, fue cuando Rial explicó: «Ocho minutos nomás. Estuve técnicamente muerto» y, después de esto, el conductor aseguró que lo sabía por la persona que lo resucitó. Por su parte, Jorge destacó: «Omar». Por lo que Dante afirmó: «Omar me fue a ver a Bogotá y me dijo: ´el tipo estaba muerto. Estaba sin signos vitales´».
Es por eso que el padre de Morena Rial buscó las palabras adecuadas para poner en contexto quién es Omar y cómo había sido su encuentro. «Omar fue el enfermero colombiano que, cuando ya habían hecho todo, se subió arriba mío y no me dejó ir. Es mi ángel, me rescató. Pero, fueron ocho minutos, técnicamente estuve muerto ocho minutos», dijo Rial. Por su parte, Gebel preguntó cómo le podría haber afectado esta situación de haber perdido la vida, incluso aunque solamente fueron minutos.
«Por suerte lo de las secuelas no pasaron. Y muchos creían que exageraba, por eso no hablé nunca de esto, porque en realidad todavía no sé qué fue lo que pasó y, sobre todo, no sé por qué pasó. O sea, lo que pasó sé: se me paró el corazón», continuó Jorge. Tras esto, afirmó: «Yo estaba en Colombia, en Bogotá y cuando me despierto, tenía el famoso dolor pata de elefante que es específicamente eso. Es una presión en el pecho que en mi vida sentí, entonces me fui a dar una ducha y como el dolor seguía, la desperté a María que es colombiana, entonces le dije que me sentía mal».
En esa misma línea, agregó: «Les conté lo que me pasaba y ahí los tipos se dieron cuenta que algo me estaba pasando, así que me ofrecieron o una ambulancia o irme por mis medios. Yo pedí ambulancia, pero después me di cuenta que no era, así que le pedí a Mariana que nos fuéramos porque me sentía muy mal. Al ser ella colombiana, me dijo que vayamos al Sanatorio del Country». En tanto, una vez que estuvo en el hospital, por lo que contó, le hicieron un electrocardiograma que da bien, pero de igual forma él mismo le pidió a los médicos: «esperemos las encimas». «Efectivamente, a la media hora, vuelve el médico totalmente pálido y me dijo: ´estás transitando un infarto´. Pero no me intranquilicé», informó después.
«Ya no sentía la presión en el pecho yo, yo ya estaba para irme. Y ahí hablo con María, le digo que se comunique con mis hijas por las dudas y con el médico de todos. Pero no pensando que iba a pasar algo, por las dudas, para contarle, para que hablen los médicos. Y cuando me están llevando a hacerme otro electro, me llevan a terapia intensiva y ahí me morí», destacó Jorge Rial. Luego, dejó impactado a Gebel con su confesión: «Vi la luz blanca».
A su vez, dijo que lo último que se acuerda es que le estaban pegando los aparatos para hacer el electro y, tras esto, dijo: «De golpe vi un túnel cuadrado blanco, muy blanco, una luz más blanca. Pero lo que más me llamó la atención fue el calorcito que sentía, un calor hermoso. Tenía 0 miedo, es más yo me vi las manos y eran mis manos porque estaba con las tatuajes que se estaban yendo hacia la luz. Fue el momento más placentero de mi vida». Después, también contó: «Yo me quería ir para ahí, si yo estaba bien. Solamente vi mis manos y, de golpe, mis manos se estaban yendo, porque yo estaba bien, me quería ir, sentí que me tironeaban y vi que mis manos desaparecían del cuadro».
«Ahí ya no sé si ese fue el momento que me desperté, ya no tengo consciencia de qué fue lo que pasó. Yo estuve casi seis o siete horas hasta que me desperté», cerró.