En uno de los criminales más conocidos de Córdoba, aunque ahora cumple condena en Chaco por un homicidio en la cárcel. Recibió dos penas a prisión perpetua, pero una fue anulada. Es el preso con más años de encierro detrás de Carlos Robledo Puch. José Roberto Carmona volvió a tomar estado público este martes cuando se conoció que se cosió la boca en el Complejo Penitenciario II de Sáenz Peña, donde se encuentra preso. Lo hizo como represalia porque no le permiten acceder a un celular para comunicarse con familiares. Lo cierto es que Carmona es tristemente conocido por sus múltiples crímenes y es uno de los asesinos más temidos de Córdoba.
El criminal se hizo conocido por la opinión pública hace unos 35 años, cuando cometió el primer asesinato en lo que constituyó un hecho atroz. Tres adolescentes, dos hombres y una mujer, habían decidido salir a bailar cerca de Carlos Paz pero al regreso, en la autopista que une esa localidad turística con Córdoba Capital, pincharon la rueda. Carmona frenó con supuestas intenciones de ayudarlos, pero a punto de pistola terminó obligando a la Gabriela Ceppi, joven de 16 años, a subir a su vehículo. Se fue y luego la violó, la asesinó y la enterró. En 1988 el hombre recibió su primera condena a prisión perpetua. Lejos de bajar el perfil, la cárcel del barrio San Martín de Córdoba tuvo cruces con otros internos. Según una nota del 2014 del diario La Voz, allí tuvo un cruce con un compañero porque no le quería “prestar” a su pareja para tener sexo, por lo que Carmona le tiró caramelo hirviendo en la cara y lo desfiguró. A otro lo apuñaló y le tiró aceite hirviendo mientras que guardiacárceles también fueron víctimas de su violencia.
Finalmente en 1994 llegó su segundo crimen. Asesinó con una púa a Héctor Bolea, un preso con quien se disputaba el liderazgo de un pabellón. Lo mató con una púa. Inmediatamente otros reos quisieron lincharlo por lo que se decidió trasladarlo a Resistencia, Chaco. Por ese hecho fue condenado a 16 años. Fue justamente en Chaco en donde cometió el tercer asesinato. En 1997 tuvo una pelea con Demetrio Pérez Araujo y le clavó un palo muy afilado perforándole el tórax. Lo hizo en el patio del penal de Resistencia donde estaba recluido.
Por este tercer asesinato fue condenado nuevamente a prisión perpetua, pero el equipo legal que lo defendía logró anular la condena y terminó siendo acusado como responsable de homicidio simple, un delito que no tiene perpetua. A partir de allí Carmona comenzó con un recorrido de cárceles. Primero fue de nuevo a Córdoba y lo mantuvieron aislado de los demás presos, a pedido de él. De igual manera, volvió a tener complicaciones con internos por lo que fue trasladado nuevamente a Chaco. Por un acuerdo que hizo el Servicio Penitenciario, se lo mandó a Corrientes “a la granja modelo Yatay, donde los presos se autogestionan y cuentan con vigilancia mínima”, relataba La Nación. Ese mismo medio nacional recuerda que Juan Cima, juez de Ejecución Penal 2 de Chaco, comentó que en Corrientes, Carmona “salía a correr hasta el río, a unos cuatro kilómetros, a diario. Jamás intentó fugarse. No tenía problemas y fue entonces cuando se le autorizaron las salidas transitorias para ver a su mujer. Un día rompió la disciplina y lo devolvieron”.
Desde ese momento quedó alojado en el Complejo 2 de Sáenz Peña. Aparentemente sus reacciones violentas cambiaban con las mujeres. El periodista Francisco Panero escribió en La Voz que Carmona “con quienes no tuvo dificultades fue con las numerosas jóvenes que le escribían cartas de amor y lo visitaban en la penitenciaría tras conocer el crimen de Ceppi”.
Al día de hoy, preso en Sáenz Peña, gozaba de un régimen de salidas transitorias, aunque el martes como parte de su huelga de hambre como forma de queja por no tener celular, se cosió la boca.