El 16 de marzo del año pasado, Bruno Sebastián Martín estaba haciendo la entrega de un paquete cuando fue embestido por un conductor que hacía «willy». A un año y cinco meses del hecho, cuenta cómo es la lucha diaria y reclama justicia.
El 16 de marzo del año pasado, la vida de Bruno Sebastián Martín, de 21 años, cambió para siempre. Eran las siete de la tarde. Lo último que recuerda es que bajó de la camioneta para hacer la entrega de un paquete, y divisó a lo lejos un motoclista. El resto de la historia se la contaron.
Un joven que hacía «willy» se lo llevó puesto, y lo dejó en coma. Después de estar 19 días internado, en estado inconsciente, Bruno se despertó y poco a poco recupera su rutina, aunque aún enfrenta las graves secuelas que le dejó el golpe. «Me jodió la vida”, dice.
En la causa, Leandro Lafratta está imputado por delitos de lesiones graves culposas, agravadas por el uso de vehículo automotor, conducción imprudente sin uso de licencia y realización de maniobras de destreza en lugares no autorizados. La misma se tramita en el Juzgado en lo Correccional N° 5 de San Isidro. El fiscal le ofreció al imputado un juicio abreviado, a efectos de que le cabría una pena de rango bajo que no es de prisión efectiva. Sin embargo, la víctima y su familia lo consideran «injusto» y reclaman por la realización de un juicio oral, ya que cuentan con pruebas y testigos que declararon haber visto al imputado «hacer maniobras igual de temerarias».
El día que la vida de Bruno cambió
Ese martes 16 de marzo minutos después de las cinco de la tarde recogió cerca de quince paquetes de un depósito ubicado en Villa Lynch, estación Tropezón, donde organizó su reparto: Vicente López, San Isidro, San Fernando.
Una de las entregas lo llevó hasta la diagonal Tucumán, a metros de la intersección de las calles Rodríguez Peña y Monteagudo en la localidad de Martínez. Allí estacionó la camioneta, y bajó del vehículo cuando la moto Honda Tornado de 250 cc, que conducía Lafratta, en la que circulaba en contramano, haciendo «willy», lo embistió y lo dejó tirado en medio de la calle.
La rueda delantera lo golpeó a Bruno por la espala y le rompió dos vértebras cervicales. Por la caída, las otras múltiples fracturas. Por el ruido, vecinos de la zona salieron de sus viviendas a asistir a Bruno y a evitar que el motoclista se de a la fuga. El joven herido fue trasladado al Hospital Central de San Isidro.
El parte médico concluía “terapia intensiva con soporte ventilatorio y un estado crítico”. El diagnóstico principal era “traumatismo encéfalo craneano grave con múltiples fracturas de cráneo y de columna cervical”.
La fractura de pelvis, de fémur, de órbita del ojo izquierdo, los problemas en los riñones, el colapso de un pulmón, hasta las vértebras cervicales fracturadas eran cuestiones secundarias, relativas, supeditadas a su vitalidad cerebral.
Después de pasar 19 días internado, gracias a la asistencia médica y al apoyo familiar, se despertó. Al tiempo pasó a terapia intermedia. Un mes después de haberse despertado fue derivado a la Clínica Modelo de Caseros.
La recuperación fue lenta. Bruno estuvo acostado dos días sobre una tabla espinal, cinco semanas comiendo a 45 grados, doce semanas sin sentarse, tres meses y medio con el cuello ortopédico y recién al cuarto mes pudo volver a caminar.
Recién el martes 13 de julio de 2021 pudo regresar a su casa donde su familia lo acompaña permanentemente, ya que no puede estar solo. Es que cada tanto, suele olvidarse de algunas cosas, ya que su memoria quedó frágil tras el accidente. Además, de las tres terapias (cognitiva, psicológica y física) a las que debe someterse semanalmente.
Por su parte, tras atropellar a Bruno, el acusado quedó detenido y puesto a disposición de la fiscalía descentralizada de Martínez, a cargo de Gastón Garbus, quien en ese entonces ordenó su aprehensión, aunque a las 48 horas de ser indagado recuperó su libertad. En la indagatoria declaró haber hecho “willy” sin querer, que la moto “se le levantó”.
Muchas veces Bruno se pregunta porqué Lafratta hizo lo que hizo, y aunque siente bronca e impotencia por lo que le pasó, más de lo que quisiera, sabe que ahora es el momento de recuperarse y confía en que, tarde o temprano, la Justicia llegará.