El 12 de enero de 1960, por ley 359, la legislatura de la Provincia del Chaco autoriza al gobernador Anselmo Zoilo Ducca la adquisición y préstamo para uso (con un comodato por dos años) de 10 unidades de transporte automotor de pasajeros a COTAP (Cooperativa Obrera de Transporte Automotor de Pasajeros) de reciente creación.
Tal medida deparó la puesta en marcha de la empresa COTAP, a cargo de la explotación del servicio de pasajeros entre Resistencia y Barranqueras otorgándoles la Línea Nº 1, compartida con ATACO.
COTAP es una sigla que quedó marcada a fuego en la historia del transporte automotor de pasajeros en la ciudad de Resistencia, con sus viajes diarios urbanos, interurbanos a Barranqueras y Antequeras e interprovincial cuando se finalizó la construcción del puente Chaco – Corrientes, el 10 de mayo de 1973.
Las 10 unidades primarias fueron unos Scania Vabis frontales b 75. Modernos y novedosos colectivos con capacidad para 30 personas sentadas, y más de 100 pasajeros en total. Primero entran en servicio 3 coches, luego se completa a 10 unidades. Fueron carrozados en Rosario por Carmetal.
Los recuerdo a estos colectivos desde mi primera infancia, ya que cuando llegaron a Resistencia, los estacionaron frente a la Municipalidad por Monteagudo, frente a mi casa. Estas unidades revolucionaron el transporte automotor del Chaco. Por su moderno aspecto frontal y caja semi automática, las puertas se abrían automáticamente y como recuerdo jocoso me quedó grabada en la memoria sus presencias imponentes. Como curiosidad, de niños nos metimos adentro de un colectivo y el chofer siguiendo el juego nos cerró la puerta, el susto fue interminable.
Se distinguían por su color verde oliva. A mediados de los sesenta la empresa había crecido enormemente duplicando la cantidad de unidades al doble, los viajes a Barranqueras dejaron de ser una odisea para pasar a ser más placenteros y ya para fines de los 60 los viajes eran hasta Antequeras cuando incorporaron los camellos simples.
A los pocos años de iniciada la actividad, COTAP adquiría un predio en la calle Obligado 547, donde construyó sus oficinas administrativas. En los años setenta, con los viajes a Corrientes, se transforma en una gran empresa interprovincial.