El argentino que dirige al conjunto guaraní se mostró entusiasmado por la victoria ante La Roja que dejó bien parado a su seleccionado para ir a la Copa del Mundo 2026 pero señaló que aún no está cerrado.
El entrenador argentino de la selección de Paraguay, Gustavo Alfaro, se mostró entusiasmado con el triunfo ante Chile por la fecha 13 de las Eliminatorias que dejó al conjunto guaraní muy bien posicionado de cara a la clasificación del Mundial 2026, pero señaló que el trabajo aún no está hecho y siguen con un pie «afuera de la Copa del Mundo».
En la conferencia de prensa posterior a la victoria por 1-0 de la Albirroja, el técnico se refirió a la acción en la que llegó el tanto de Omar Alderete: «La pelota parada es vital en cada competencia que quieras estar porque yo nunca tuve la billetera más gorda, nunca pude comprar al jugador que te va a resolver solo una situación de partido, acá necesitamos del trabajo de todos y la solidaridad».
En esa sintonía, el Lechuga manifestó su alegría por el presente de su selección: «Ojalá que los muchachos estén en la calle, festejen, que la noche sea larga e intensa, pero que disfruten porque son momentos muy difíciles de conseguir. Es muy fuerte esa transferencia de sentimientos del país hacia nosotros, hacia mí y yo todavía no hice nada».
Luego, explicó por qué todavía no consiguieron nada: «El lugar común es decir que Paraguay está con un pie en la Copa del Mundo, prefiero decir que está con un pie afuera. Vamos con los dos pies al Mundial, no con uno». Lo cierto es que desde el arribo del rafaelino, los guaraníes cosecharon 15 de 21 puntos disputados, están cuartos con 20 puntos y siete unidades por encima de Bolivia, que estaría yendo al repechaje, a falta de cinco jornadas para el final.
Es por esto que si bien la clasificación se encaminó, Alfaro pidió ir por más. «Disfrutar sentados en una silla no vamos a poder, tenemos que ir a buscar porque es nuestro tiempo y tenemos un compromoiso muy grande con el país para ojalá poder regalarle una clasificación y que Paraguay pueda estar en el lugar que merece y nunca más volver a bajarse. Significa un desafío de vida, una lucha, una conquista. Una demostración de que por más que las cosas parezcan imposibles, si uno está dispuesto a ofrecer el corazón lo imposible se puede transformar en algo posible», cerró