«Les sacaron un hijo y les pueden sacar un nieto tranquilamente”, expresó uno de los hijos de Roberto Sabo al aludir a sus abuelos.
La familia del kiosquero Roberto Sabo, quien fue asesinado a tiros en Ramos Mejía nueve días atrás, evalúa la posibilidad de cerrar el negocio que le sirvió de sustento durante décadas.
“La idea es no seguir porque los entiendo (a sus abuelos) al 100% de que tienen miedo. Les sacaron un hijo y les pueden sacar un nieto tranquilamente”, expresó Nicolás, el hijo mayor del comerciante asesinado, que con 25 años también trabajaba en el drugstore «Pato», situado en Avenida de Mayo al 800, en pleno centro de esa localidad del partido de La Matanza
“Gracias a eso comíamos. Gracias a mi viejo que estaba siempre ahí. Y ahora el pedido de mi abuelo, tanto como de mi mamá, es que no se abra”, expresó el joven en diálogo con el canal TN.
La muerte de Roberto Sabo no solo provocó indignación y una generalizada protesta contra la inseguridad, sino que motorizó una colecta para la familia en la que se reunió mediante redes sociales dos millones de pesos.
“Estamos en veremos, cómo haremos y qué haremos. Se agradece mucho a la gente que nos mandó la colecta, la plata y todo eso. Nos da un parche para pensar tranquilos, entre comillas., qué haremos”, expresó Nicolás.
El joven señaló que la idea es hacer «otra cosa», aunque se evalúa la forma de terminar con el negocio familiar fundado por su abuelo Pedro en una de las zonas más acomodadas del distrito de La Matanza,.
«Ahora por lo pronto estamos todos pensando en voz alta: ´Lo cerramos, bancamos que se termine el contrato, vendemos el fondo, vendemos la mercadería y lo cerramos´. Es como que no tenemos nada claro”, se sinceró.
Roberto Sabo, quien tenía 48 años, fue asesinado de cuatro disparos por un delincuente de 29 llamado Leandro Suárez, cerca de las 14 del pasado domingo 7 de septiembre.
Tras cometer el crimen, Suárez escapó junto a su cómplice, una adolescente de 15 años, a bordo de un auto que le robó a un remisero, el cual chocó a las pocas cuadras, y le sustrajo la moto a un repartidor delivery para completar la fuga.
No obstante, la pareja fue arrestada merced a la acción de un policía que le arrojó una patada a la moto cuando pasó a su lado, para hacerle perder el control al conductor.
Mientras que la joven no es punible y fue remitida a un instituto de menores del partido de San Martín, Suárez, quien había estado preso durante seis años por delitos contra la propiedad y había salido en 2020, podría afrontar una pena de «prisión perpetua».
El crimen de Sabo desató una fuerte indignación en la sociedad, la cual se tradujo en protestas frente a la comisaría de Ramos Mejía, situada a 300 metros de la escena del asesinato, donde al día siguiente la policía se enfrentó con vecinos a los que arrojó gases lacrimógenos.