El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió hoy que la economía de Afganistán corre el riesgo de caer en una «espiral mortal» si no recibe ayuda urgente, durante una conferencia virtual de donantes que busca recaudar 4.400 millones de dólares en ayuda humanitaria.
«Sin una acción inmediata, nos enfrentamos a una crisis de hambruna y malnutrición en Afganistán», advirtió Guterres en su discurso de apertura, informó la agencia de noticias AFP.
De acuerdo con el secretario general de la ONU, en Afganistán, país gobernado por el movimiento islamista talibán, un 95% de afganos no come lo suficiente y 9 millones están amenazados de hambruna.
Algunas personas ya están «vendiendo a sus hijos y partes de su cuerpo para alimentar a sus familias» y «un millón de niños gravemente malnutridos están al borde de la muerte», remarcó.
Los talibanes retomaron el poder en Afganistán el 15 de agosto de 2021, tras la precipitada retirada de las fuerzas extranjeras lideradas por Estados Unidos, y desde entonces, la crisis humanitaria empeoró rápidamente. Actualmente, más de 24 millones de personas necesitan ayuda humanitaria para sobrevivir.
La reunión, organizada por Naciones Unidas, el Reino Unido, Alemania y Qatar, y que pretende triplicar la cantidad solicitada en 2021, hasta ahora sólo ha conseguido el 13% de la suma necesaria.
El Reino Unido prometió 380 millones de dólares hasta abril de 2023, con al menos el 50% de dicha ayuda destinado a mujeres y niñas.
«Esta nueva financiación se distribuirá a través de los socios de la ONU y ONGs de confianza. Ninguna financiación irá directamente a los talibanes», aseguró la ministra británica de Relaciones Exteriores, Liz Truss.
Alemania afirmó que aportaría otros 221 millones de dólares en fondos humanitarios. La ministra alemana de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, denunció que los 20 años de avances para las mujeres desde que las tropas encabezadas por Estados Unidos expulsaron a los talibanes en 2002 «no deben desaparecer como el hielo que se derrite al sol».
Esta conferencia se produce luego de que la semana pasada los talibanes cerraran los colegios secundarios para niñas y dos días después de que impidieran a las mujeres tomar vuelos a menos que estén acompañadas por un varón de su familia, pese a su promesa de mayor moderación que durante su régimen anterior, de 1996 a 2001.
Si bien los organizadores condenaron la clausura de las escuelas femeninas, insistieron en que la comunidad internacional no debe abandonar al pueblo afgano, cuando un 60% de su población requiere ayuda para subsistir. También pidieron a los donantes no olvidar la crisis en Afganistán por la atención prestada a la invasión rusa de Ucrania.
El coordinador humanitario de la ONU, Martin Griffiths, dijo esperar que medidas como el cierre de los colegios femeninos sean «rescindidas en el futuro cercano».
El británico, que se reunió con los líderes talibanes en Kabul esta semana, se declaró «firmemente convencido» de que la puerta sigue abierta para un diálogo con la comunidad internacional.
«Entendemos lo delicado que es hacer donaciones a Afganistán en este contexto, pero insistimos también en la importancia de no aislar a Afganistán (porque) eso legitima las posturas radicales», declaró, por su parte, el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de Qatar, Majed Al Ansari.
A la vez, llamó a los talibanes a escuchar del mundo musulmán que «las enseñanzas del islam no marginan a las mujeres».