Mario Massaccesi es periodista y escritor. Oriundo de Río Cuarto (Córdoba), el además conductor de TV vendrá a Resistencia para dar un taller llamado «Soltar». El encuentro es organizado por el Voluntariado Estética Oncológica y lamentablemente ya quedó sin cupos ya que la mayoría de los inscriptos son personas que padecen la mencionada enfermedad junto a sus familiares. Es por ello que, Agencia FOCO se contactó con Massaccesi para dialogar sobre lo que será su primer taller en el Chaco.
El periodista -según confesó- es un amante del Chaco, ama tanto «el color trigueño de piel, como la idiosincrasia y el calor humano del chaqueño». Sus montes como así también su ciudad capital con sus tantas esculturas: “Resistencia tiene tantas esculturas, a la vuelta de la esquina está lleno de cultura y eso, ya la hace distinta a cualquier otra ciudad del país. Es una de mis favoritas”, dijo.
De reconocida trayectoria periodística, Massaccesi aseveró que “volvió a nacer” a sus 33 años, luego de “elegir” qué tipo de vida quería. “Estaba retenido en un lugar donde ya no quería estar, era el lugar del dolor de la imposibilidad, del miedo, de la vergüenza, de la culpa por muchas cosas que me habían pasado”, cuenta en entrevista telefónica.
Contó que atravesó “situaciones concretas que me pasaron la vida y que generaron un impacto en mí y que ese impacto era negativo claramente, entonces yo tenía que sanar todo eso, porque con ese dolor hacia adelante no se puede construir, es decir, si no hay una base sana, si no hay una tierra fértil ahí, si no sacas la maleza, la siembra no crece. Así que desmalecé mi vida para convertirme en una persona fértil de pensamientos, de emociones, de recuerdos y a partir de ahí poder cumplir mis sueños”.
Sueños que hoy, 20 años después, “me doy cuenta que fue el camino correcto y que me agradezco mucho haberlo hecho porque me ha dado muchos resultados. Y además lo que te va pasando a vos impacta en los sistemas de seres humanos con los que te moves. Y ejemplificó “si legas enojado al trabajo vas a generar tensión y si llegas inspirado y alegre y probablemente la reacción sea de los demás. Si llegas desde un lugar de contemplación de armonía de serenidad y el impacto en los demás va a ser”.
En ese marco, aseveró “muchas veces le preguntamos qué le pasa al resto con nosotros y no nos vemos a nosotros mismos. Poder verse, poder ver cómo está uno. Yo digo que la gente hace más chequeo de su auto o de su celular que de su propia vida”.
En 2016, Masscaccesi terminó la carrera de coaching ontológico y, dos años después, comenzó a dictar charlas (ad honorem) que tienen que ver con conocerse a uno mismo, dejar de echar la culpa al otro, o, más bien, hacerse responsable de lo que uno es, y en ese punto: mimarse, abrazarse y respetarse. “La idea es salvarse, no complicarse, la idea es alivianarse, no cargar peso, la idea es generar en la vida un campo fértil hacia adelante y no poner la maleza, que muchas veces son nuestros propios pensamientos”, indicó el periodista.
También se refirió a la “fe”, y no específicamente en Dios, sino a ese sentimiento que te permite avanzar. “No concibo la vida sin fe, y la fe es puede estar puesta en mi familia, en mi cuerpo, puede estar puesta en la naturaleza, puede estar puesta en alguna religión, en alguna formación. Yo creo que es como una herramienta que me permite administrar acciones hacia adelante para lograr lo que necesito y chequear si eso que quiero lograr es lo que realmente estaba necesitando porque, a veces, le ponemos fe algunas cosas y después decís: ‘no, no era por acá’”.
Cuando la pobreza enseña
Asimismo, consideró que la falta de fe es la resignación. “Yo creo que la fe está dentro de mí”, aseveró y contó por qué “cuando tenes muchas carencias, creo que hay dos opciones como muy marcadas: una, que te aplaste la pobreza y que no veas la posibilidad -y ahí viene la resignación-; y la otra es ponerle fe. Yo, por suerte, tuve padres que no me pudieron dar lo que quería, pero sí me dieron la fe para conseguir eso”.
El planteo siguiente fue la pobreza espiritual, aquella que justamente no se puede comprar ni hasta siendo rico. “En un mundo donde lo material tiene un peso tan importante a veces la pobreza económica sí puede con la otra pobreza que es la pobreza espiritual”, dijo y recordó: “La pobreza fue una maestra que me enseñó a hacer lo que yo necesitaba hacer porque de otra manera no iba a conseguir lo que necesitara y, cuando te hablo de conseguir cosas estoy hablando de cuestiones básicas -no de tener un departamento en Nueva York-, de tener educación, de tener un título universitario, una formación, poder independizarme, de tener una obra social o sea, cuestiones básicas, ¿eh? Que tienen que ver con el desarrollo de cualquier persona y que todos deberíamos tenerlo”.
“La fe es el motor que te lleva a hacer las cosas, aunque creas que es imposible la fe es como ese grupo electrógeno que tenemos dentro de nosotros para no apagarnos y para seguir hacia adelante, ¿no? Y a mí, a veces, me da mucha porque hay mucha gente que te dice, ‘no, yo no creo en nada’, pero a la vez se queja de que no le pasan cosas. Yo siempre digo si no crees en nada, como querés que te pasen cosas”, cerró.
Massaccesi lleva dos libros publicados: “Soltar para ser feliz” y “Saltar al buen vivir”; el primero ya va por la octava edición y hace dos años lo presentó en forma de teatro. Saltar al buen vivir tiene menos de un año y ya está pensando en el próximo: “En diciembre corto todo y me pongo a escribir, así que no sé todavía de qué será”.