La producción de granos en la Argentina creció en casi 50 millones de toneladas (M/t) en los últimos 10 años, al pasar de 90,7 M/t a 139 M/t en la campaña 2020/2021, según los últimos datos definitivos difundidos por la Secretaría de Agricultura. A lo largo y ancho del territorio nacional se siembran más de 15 variedades de granos, de los cuales la mayoría mostró crecimiento sostenido hasta la sequía del ciclo 2022/2023.
El total de granos sembrados en la campaña 20/21 fue de 139.044.500 de toneladas (t), según datos de la secretaría a cargo de Juan José Bahillo.
De esa cifra, 87.582.800 toneladas corresponden a cereales 60.500.000 t de maíz; 17.600.000 t de trigo; 4.036.000 t de cebada; 3.300.000 t de sorgo; 1.450.000 t de arroz; incluyendo también avena, centeno, alpiste y mijo); 49.441.700 t a oleaginosas (46.000.000 t de soja, 3.400.000 t de girasol); 17.900 t colza, incluyendo cártamo y lino; y 2.020.000 t a cultivos como poroto, maní y otras legumbres.
En tanto, los datos de la campaña 2021/2022 aún son provisorios, aclara Agricultura, y ya sumaban más de 141 M/t de granos producidos.
En el período 20/21 las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe fueron las principales productoras de soja, al aportar el 31% (más de 13 M/t), 27% y 19%, respectivamente, de la cosecha total de 20/21.
Les siguieron Santiago del Estero y Entre Ríos, con el 7% y el 6% del total, completando el grupo La Pampa, Chaco, Salta, Tucumán, San Luis, Corrientes, Jujuy y Misiones.
En la producción de maíz sobresalieron Córdoba (20 M/t, 35% del total), Buenos Aires (27%) y Santa Fe (10%), y tras ellas se ubicaron Santiago del Estero (9%), La Pampa (6%), Entre Ríos, San Luis y Salta (3%), y Chaco (2%), entre otras.
En lo que respecta al trigo, Buenos Aires lideró la producción con más de 9 M/t (44%), secundada por Santa Fe (23%), Córdoba (17%), Entre Ríos (8%), La Pampa y Santiago del Estero (3%), Chaco (1%), y Salta, Tucumán, San Luis, Catamarca, Jujuy, Corrientes y Formosa.
El área sembrada y la producción de soja crecieron sostenidamente en la Argentina hasta 2014, cuando se alcanzó un techo de 61,4 M/t; luego esa tendencia se revirtió y la cosecha disminuyó hasta 46 M/t en 20/21.
Gran parte del área abandonada por la soja la ocupó el maíz, justamente por su mayor rentabilidad comparada y para diversificar la rotación de los cultivos: desde la campaña 2015/2016 (33,8 M/t) subió ininterrumpidamente hasta 60,5 M/t de grano total en 20/21, explicaron a Télam desde la consultora AZ Group.
El aumento de producción estuvo asociado al incremento de área sembrada, que pasó de 6,9 M/ha en 15/16 a 9,7 M/ha en 21/22.
El trigo, tercer cultivo en volumen en la Argentina, también muestra un incremento de la producción en los últimos años, de la mano de los buenos precios y de la mayor rentabilidad de la secuencia trigo/soja: de 11,3 M/t en el ejercicio 15/16, pasó a 17,6 M/t en 20/21 y luego siguió subiendo gracias al aumento del área sembrada.
Por su parte, la cebada muestra un comportamiento muy volátil en área sembrada y producción a lo largo de la década y fluctuó entre 3 y 5 M/t, de acuerdo a las ofertas de las malterías y a los precios del trigo y del maíz.
Otro cultivo en importancia en el país es el girasol, si bien muestra un estancamiento en los últimos años en área sembrada, rendimiento y producción: la cosecha fluctúa de 3 a 3,5 M/t desde 2011/2012, muy lejos del pico de 7 M/t que alcanzaba en 1999/2000.
También está el sorgo granífero, con tendencia a la reducción en área sembrada y en producción: pasó de una cosecha de 4,2 M/t en 11/12 a 3,3 M/t en 20/21, principalmente por una reducción del área implantada y poco avance en los rendimientos.
Dentro de los cultivos regionales, la cosecha de arroz muestra estancamiento en los últimos 10 años fluctuando entre 1 y 1,5 M/t, con un área sembrada de alrededor de 200.000 hectáreas y muchas quejas de los productores por los altos costos y la baja rentabilidad.
En tanto, la colza llegó a ocupar 93.000 hectáreas en la campaña 2012/2013, pero en la 20/21 cayó a 19.000, ubicadas principalmente en Entre Ríos, con una producción muy fluctuante entre 20.000 y 60.000 t en los últimos años.
El garbanzo muestra un comportamiento parecido: su momento de esplendor fue en 2018, cuando rozó las 200.000 hectáreas en cultivo, tras lo cual se derrumbó a la mitad en 20/21, con pandemia por Covid-19 en el medio.
Al observar el mapa del país, se distingue rápidamente que las producciones granarias se extienden del centro al norte del territorio argentino, mientras que, por ejemplo, en la Patagonia, hay producciones frutales.
En este sentido, Marcelo Helguera, miembro del Centro de Investigaciones Agropecuarias (CIAP) del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), recordó que «históricamente se produjeron granos, por ejemplo, trigo pan y trigo candeal, en la zona cordillera».
Pero eso «se frenó a mediados del siglo pasado, probablemente porque convenía más comprar el grano que se producía en la zona pampeana que producirlo allá», agregó en diálogo con esta agencia.
Asimismo, remarcó que actualmente «una de las razones por las cuales tampoco se cultivan granos en la Patagonia es porque el clima es muy restrictivo: el ambiente y el suelo son muy secos y no hay agua».
De todas formas, Helguera consideró que «podría pensarse a mediano plazo reflotar» la producción de granos en la Patagonia, «como el trigo y la cebada».
Al respecto, contempló: «Ahora se están construyendo nuevas represas en la zona de Santa Cruz (tanto para energía eléctrica como para riego) y eso podría cambiar la ecuación porque va a significar agua para riego y ello posibilitará la producción de trigo en esa zona, lo cual sería muy importante por el ahorro enorme de flete, así como el tema de la seguridad alimentaria y la producción a distancia».
«Es estratégico que se puedan producir estos cultivos que son la base de la alimentación en esa zona y no estar dependiendo solamente de la zona pampeana», concluyó.
Fuente: por Ignacio Méndez para Télam