Las claves del diálogo entre Petro y el ELN: señales de distensión para la «paz total»

El Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) dieron gestos de buena voluntad esta semana y llegaron a un primer acuerdo humanitario en el marco del reinicio de los diálogos de paz, interrumpidos desde 2019, que buscan cumplir con la promesa del presidente Gustavo Petro de «paz total».

Petro pidió «perdón a todas las víctimas» de las masacres cometidas por el Estado, mientras que el segundo comandante del ELN y actual líder de la delegación negociadora de la guerrilla, Israel Ramírez Pineda, conocido por el alias de «Pablo Beltrán», anunció que permitirán hacer «alivios humanitarios, mientras que la mesa va funcionando», sin tener que «esperar a que la mesa termine».

En ese contexto, el mandatario dio a conocer un primer acuerdo para el regreso de los indígenas emberas a sus territorios, tras haber resultado desplazados por el conflicto.

Las señales de las dos partes se sucedieron casi dos semanas después del reinicio de la mesa de negociación entre el Gobierno y el ELN en Venezuela, un diálogo que había sido suspendido en 2019 por el entonces presidente Iván Duque después de que la guerrilla hiciera explotar un coche bomba en una Escuela de Cadetes de Bogotá, con un saldo de 22 muertes.

A continuación, algunas claves del nuevo proceso:

– Las negociaciones con el ELN están enmarcadas en la política de «paz total»

En noviembre se cumplieron 100 días de Gobierno de Petro, el primer presidente de izquierda en Colombia, y en ese contexto dio un puntapié inicial a una promesa de campaña, que fue la sanción de la Ley de Paz Total, que busca restablecer diálogos con grupos insurgentes activos, terminar de cumplir el acuerdo con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y volverla una política de Estado multinivel.

«Este marco es el aspecto más peculiar de esta negociación con el ELN y eso implica autonomía, pero simultaneidad con otras mesas, tanto con paramilitares como con otras guerrillas», explicó el politólogo y exvocero de Paz en la Cámara de Representantes durante el acuerdo con las FARC, Francisco Javier Toloza, en diálogo con Télam.

Para el abogado Yani Vallejo Duque, que es miembro del grupo de Investigación Kavilondo, especializado en estos conflictos, la apuesta de paz total es «estratégica para superar realmente la conflictividad», porque Colombia tiene «muchas complicidades armadas».

Si el Gobierno logra un acuerdo con el ELN, en las zonas donde ellos estén van a seguir otros grupos «como los paramilitares o delincuencia común» con los que también se debe acordar, apuntó.

En noviembre se cumplieron 100 días de Gobierno de Petro, el primer presidente de izquierda en Colombia, y en ese contexto dio un puntapié inicial a una promesa de campaña, que fue la sanción de la Ley de Paz Total.

– Diferencias de los diálogos con el ELN con los de las FARC

Las FARC y el Gobierno colombiano llegaron a un acuerdo de paz en 2016, luego de negociar en La Habana, Cuba, en un proceso que los especialistas distinguen de la actual negociación con el ELN por diversos motivos.

Para Toloza, «las metodologías van a diferir y ya es evidente que la idea de ‘nada está acordado hasta que todo esté acordado’ es un principio equivocado. Fue impuesto por el Gobierno de (Juan Manuel) Santos y queda reevaluado», estimó.

«Y se cambia la visión de ‘negociar como si no hubiera guerra y hacer la guerra como si no hubiera diálogos’ y, por el contrario, se apuesta al cese al fuego y acuerdos humanitarios inmediatos mientras se llega al final del acuerdo», destacó.

Por su parte, Vallejo estimó que en el Gobierno anterior de Duque «uno de los condicionamientos era que (grupos como el ELN) lleguen a la mesa rendidos, es decir, con cese toda actividad militar. Es tan absurdo», agregó.

Y consideró importante que ahora el ELN comprenda que «no puede ir a una mesa a buscar una revolución porque lo que no se logró en el campo de batalla, no se puede refrendar en una mesa». Para él, todos deben llegar a esta instancia «sin condicionamientos absurdos».

– El ELN tiene una estructura menos verticalista que las FARC

Este argumento, sostenido por detractores del proceso, pero también por analistas, introduce un reparo respecto a potenciales complicaciones a la hora de negociar con esa guerrilla, así como en la implementación efectiva de un acuerdo.

Para Vallejo, el ELN «está estructurado de forma federal, lo que no quiere decir que esté atomizado», además ellos «salieron de un congreso y dijeron ‘estos son nuestros representantes y vamos a apostar a la paz'».

El abogado estimó que las dos guerrillas se relacionaron con las comunidades de forma diferente: las FARC era «una estructura militar» muy diferenciada y por eso «no se cubrían el rostro», el ELN, en cambio, sí lo hace porque «la comunidad es el ELN y el ELN es la comunidad».

Además, para el investigador, los primeros buscaron tener representación política en el Congreso y los segundos más bien pretenden mantenerse en los territorios.

Toloza dijo que no están en las «antípodas» ambas guerrillas, pero «corresponde a una tradición política con particularidades organizativas y regionales». «ELN es una organización más consultiva, pero no dio muestras de estar divida», comentó, y estimó que en el Gobierno sí hay divisiones. Y si bien «la FARC aparentaba ser muy cohesionada, tuvo fracturas pos acuerdo de paz», aclaró.

– El proceso tendrá acuerdos parciales

El ELN ya anunció que propondrá un alto el fuego bilateral durante las negociaciones, además de los acuerdos humanitarios, y liberó detenidos.

«No está claro cuáles son las áreas que permitirían acuerdos parciales, pero seguro hay un interés mutuo en avanzar en acuerdos humanitarios y regionales», dijo Toloza y completó: «Por otro lado, hay una agenda de seis puntos aprobada en Quito entre Santos y el ELN y sobre esos ítems podría haber acuerdos parciales».

Vallejo aseguró que el ELN impulsa acuerdos regionales porque los conflictos son muy diferentes según las regiones y departamentos.

-El rol de las Fuerzas Armadas y la participación civil:

Para Toloza, la participación de las Fuerzas Armadas «es uno de los grandes interrogantes que tiene el Gobierno y por ahora no se han nombrado militares activos en el diálogo».

En cambio, en las negociaciones en La Habana, «buena parte del acuerdo se desempantanó al debatir la utilización de armas con los militares».

El politólogo estimó que será necesario el concurso de las fuerzas públicas en los diálogos con el ELN y con otras guerrillas, «ya que implican dejación de armas y orden público».

En cuanto a la población civil, consideró que «va a haber una participación directa de esos actores, pero aún no sabemos los mecanismos».

Además, «el ELN prioriza la participación de la sociedad civil en la mesa», remarcó. Vallejo estimó que dado que las Fuerzas Armadas de Colombia «se formaron en la Escuela de las Américas y en la ideología del enemigo interno, hay que hacer un trabajo de entender cuál es su rol en tiempos de paz».

– Tiempos para llegar a un acuerdo

Por el momento, el Gobierno colombiano no fijó un plazo ni dio estimaciones de cuándo concluirían los diálogos de paz con el ELN.

Para Toloza, «no va a ser un proceso de semanas o exprés». «Es importante que el Estado colombiano deje su obsesión por la rapidez o por un acuerdo consistente en la dejación de armas. Prefiero un debate a tiempo a una celeridad que lleve a una metástasis de la problemática posteriormente», opinó.

«Las guerrillas dicen que el conflicto armado es una expresión del conflicto social y político y que solo una transformación social y política puede darle solución», detalló..

Por eso, estimó positiva la «sintonía» de ese planteo con el Gobierno de izquierda de Petro, pero advirtió que las demandas de la guerrilla buscan cambios «al régimen y al Estado mismo y es hacia allí donde podrían ir enfocadas estas negociaciones».

Además, «el ingreso del ELN a la vida civil pasa por transformaciones legales que seguro van a tardar mínimo un año, ya que implican una reforma de la Constitución», concluyó.

Fuente Telam