El joven de 28 años sobrevivió tras pelear con el animal de tres metros.
«Pensé que me había chocado con una canoa». Fue lo primero que pensó Joshua Young cuando pescaba bajo el agua en Belice y lo atacó un cocodrilo.
Ocurrió cuando el cantinero de 28 años hacía snorkel, con un arpón en mano, cerca de su casa en la isla de Caye Caulker.
«Sentí que una canoa chocaba contra mí, así que levanté la cabeza y miré a mi alrededor, pero no había nada, no había canoa ni bote», contó Young.
Entonces, según el joven, «volví a sumergirme e inmediatamente sentí que algo se aferraba a mi cabeza». Y añadió: «No sabía lo que era. Me tomó unos segundos darme cuenta de ‘oh, mierda, es un cocodrilo’».
«Estaba tratando de enrollarme. La corriente era tan fuerte que luché contra ella para evitar que me hiciera rodar. Me salvó tener las aletas puestas, porque me permitían nadar mucho más rápido», relató Joshua.
Además, señaló: «No pensé que iba a morir porque estaba tratando de sobrevivir y estaba confundido y pensando ‘Oh, mierda, ¿esto realmente está sucediendo?’ y tratando de sacármelo de encima. No estaba pensando en morir».
Young logró liberar su cabeza y llegó a tierra, pero el animal le atrapó la mano. «Cuando llegué a la orilla estaba en mi cabeza y lo saqué. No puedo describir cuánto me tomó abrir su boca. Pude levemente para sacar mi cabeza, pero me apretó la mano y pensé ‘mierda, esto duele’ y si no sacaba mi mano, iba a estar jodido y perder los dedos», sostuvo.
«Le abrí la boca, saqué mis dedos y cayó al suelo. Luego trató de agarrarse al costado de mi cuerpo. Afortunadamente, tenía puesto un traje de neoprene, pero me lo arrancó por completo y no mi piel», detalló.
Corazón sin latidos
Tras liberarse completamente y escapar, Joshua consiguió tomar un taxi hacia un centro médico cercano. En el camino perdió el conocimiento y el chofer lo ayudó.
Los médicos los atendieron de urgencia y lo sometieron a una cirugía en la que su corazón llegó a detenerse unos instantes.
Pero los profesionales lograron reanimarlo y lo trataron por las laceraciones en la cabeza y la garganta, además de nueve dedos fracturados.
Joshua pasó cinco noches recuperándose en el hospital.
«Todavía no he vuelto al agua, así que no sé cómo me sentiría», dijo a casi un mes del ataque del cocodrilo.