La erupción en el volcán de la isla española duró 85 días. Un total de 1.676 edificaciones fueron destruidas por la lava y 73,8 kilómetros de carreteras quedaron enterradas.
La erupción del volcán de la isla española de La Palma «ha terminado», anunció este sábado el consejero de Seguridad y vocero del gobierno de las Islas Canarias y del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias, Julio Pérez. En el día de Navidad, el proceso eruptivo en el volcán Cumbre Vieja cumplió 10 días de inactividad.
En su conferencia, Julio Pérez precisó que tras este «otoño volcánico» que se inició el 19 de septiembre y permaneció hasta el 13 de diciembre, para un total de 85 días, se dio por concluida esta erupción con lo cual podrán dedicarse «plenamente» a la rehabilitación de las zonas destruidas.
No obstante, los expertos alertaron que la actividad en el subsuelo de la isla prosigue, y lo hará durante mucho tiempo, por lo cual la población local se tendrá que acostumbrar a terremotos periódicos.
Por su parte, la dirección del Puesto de Mando Avanzado (PMA) anunció que se seguirá monitorizando la zona con los mismos dispositivos, pese al fin de la erupción.
«Aún no ha finalizado la emergencia. Los efectos derivados de la erupción se mantienen. Tenemos coladas (masa de lava) con elevadas temperaturas, procesos de desgasificación, aporte de magma caliente que está entrando en contacto con el mar en los deltas lávicos», señaló la dirección del PMA.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, celebró este sábado a través de sus redes sociales el anuncio de la finalización de la erupción del volcán Cumbre Vieja de La Palma, una noticia que calificó como el «mejor regalo de Navidad».
La erupción en el volcán de la isla duró 85 días y ocho horas, con un cono que llegó a 1.121 metros sobre el nivel del mar, seis cráteres, coladas que alcanzaron un espesor de 70 metros y 9.090 terremotos.
La erupción volcánica cubrió de lava 1.218 hectáreas y 370 de cultivos, dentro de un perímetro de 60,9 kilómetros. Un total de 1.676 edificaciones fueron destruidas y 73,8 kilómetros de carreteras enterradas. Durante estos más de tres meses, la inestabilidad y las coladas obligaron a la evacuación de más de 7.000 personas.