Lula acusa a Bolsonaro de intolerancia religiosa y de usar al Estado para la campaña

Los candidatos brasileños continúan en campaña de cara al balotaje del 30 de octubre y se eleva la temperatura de una elección que pondrá al país en dos sendas diferentes.

El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva acusó al actual mandatario Jair Bolsonaro de liderar un movimiento de «intolerancia religiosa» en su contra y de utilizar al Estado para su reelección en el balotaje del 30 de octubre, y comparó al frente opositor que respalda su candidatura con el movimiento democrático que surgió después de la dictadura militar (1964-1985).

Bolsonaro participó  en un barco de la Marina de las procesiones del Cirio de Nazareth, la mayor festividad católica de América Latina en Belém, estado amazónico de Pará, un hecho que fue repudiado por la Iglesia católica, que pidió no aprovechar el evento, que reúne a 2,5 millones de personas, con fines electorales. Miles de personas abuchearon al mandatario en Belém, donde gobierna la izquierda.


En la búsqueda del electorado paulista


Lula, en tanto, recorrió Campinas, interior de San Pablo, para intentar la hercúlea tarea de convertir a Fernando Haddad en el primer gobernador del Partido de los Trabajadores (PT) en el estado más rico y poblado del país, quien el 30 participará del balotaje contra el exministro de Infraestructura bolsonarista Tarsício Freitas, el favorito y vencedor de la primera vuelta por 42% a 35%.

El interior de San Pablo es la región más díscola históricamente al PT, sobre todo en las ciudades de Campinas, Ribeirao Preto, Sao José do Rio Preto, Sao José dos Campos y Sorocaba.

Una semana después de la primera vuelta, Lula mantiene seis puntos de diferencia en las encuestas y aún no logró absorber el peso de los apoyos de Simone Tebet y Ciro Gomes, tercera y cuarto en las elecciones del 2 de octubre.

«La intolerancia religiosa se convirtió en política de Estado en Brasil, esto tiene consecuencias en la violencia», afirmó Lula, al referirse a la ola de pastores evangelistas que han tomado la bandera del bolsonarismo como parte de los cultos neopentecostales y se convirtieron en verdaderas trincheras antiPT.

Bolsonaro está venciendo por 70 a 30 en el segmento evangelista y cayendo entre la población católica, donde domina Lula.

Lula aseguró que los apoyos que recibió de Tebet, Gomes y del expresidente Fernando Henrique Cardoso, entre otros, «junta a los que siempre lucharon por la democracia», al recordar la época de transición comandada por José Sarney hasta las primeras elecciones directas en 1989, en las que participó y perdió en balotaje ante Fernando Collor de Mello, hoy aliado de Bolsonaro.

«Todos los que pelearon por la democracia están de mi lado y los que eran favorables a la dictadura están con mi adversario, que se está usando la máquina pública para su reelección. Es el primer presidente desde 1889 que gasta tanto dinero destinado al Estado para su reelección personal», sostuvo Lula.

El exmandatario defendió que el PT incluyera en su campaña electoral para el balotaje un video del canal de YouTube de Bolsonaro de 2016, en el cual durante una entrevista con el diario The New York Times confiesa que quiso comer carne humana, de un indígena que había fallecido, en el marco de una incursión que había realizado a la selva amazónica.

«No es fake news, es algo que es verdad, no es que nosotros decimos eso, el propio Bolsonaro se lo cuenta al Times en un video», argumentó Lula al ser consultado sobre los golpes bajos en la campaña, en la cual fue acusado de «satanismo» por el bolsonarismo el martes y el miércoles en las redes.

«Yo realmente estoy tranquilo para ganar las elecciones, mi adversario está pataleando», afirmó el exsindicalista, que realizó una caminata por el centro de Campinas, importante centro industrial, tecnológico y universitario del interior de San Pablo, una región con los mejores índices de desarrollo humano de Brasil.