Mamá de Johana Ramallo: «A mí solo me dieron un brazo y una pierna de Johana, si hoy seguimos acá de pie es porque exigimos y vamos en busca Justicia»

Tenía 23 años en julio del 2017 cuando desapreció. En agosto de 2018 encontraron partes de su cuerpo. Hace unos días por primera vez hay un detenido. La madre desde el principio de la investigación dijo que su hija era víctima de una red de trata. 

Johana Ramallo tenía 23 años cuando despareció en la zona roja de La Plata en  julio de 2017. Su cadáver mutilado fue hallado en las costas de Berisso en agosto de 2018. El 29 de junio pasado fue detenido Carlos «El Cabezón» Rodríguez, acusado de haber incitado a la prostitución y haberle facilitado drogas  a la víctima.

“Es una detención que me sorprendió. Sabíamos que la causa había tenido un giro la causa en lo que es el poder judicial . El juez Alejo Ramos  Padilla  tuvo otra mirada, otra perspectiva. Siguió una línea de investigación que lo llevó a esto. A los pocos días presentaron la excarcelación del detenido y fue negada”, dice Marta Ramallo, la mamá de Johana, que desde el principio de la investigación sostuvo que su hija era víctima de una red de trata.

“La familias siempre buscamos todo por la vía legal, sin cometer los delitos que ellos si cometen. Fueron cinco años de impunidad. Con la impunidad que desaparecieron a Johana , es con la misma que siguen desapareciendo nuestra pibas”, afirma la mamá.

“Sigue  habiendo pibas en estado de prostitución, de consumo  con la policía complica del regenteo de narcotraficantes. Creo que va a haber Justicia por mi hija. Me lo propuse desde que me dieron la compatibilidad de restos y no su cuerpo. A mí solo me dieron un brazo y una pierna de Johana. Si hoy seguimos acá de  pie, yo como madre y mi nieta como hija de Johana es porque exigimos y vamos en busca Justicia”, sostiene Marta.

“Yo no lo conocía al acusado.  Pero a los tres días de la desaparición de mi hija empecé a meterme en la zona roja de La Plata donde ella desapareció. Preguntado,  averiguando, caminado la zona. Vi pibas en estado de prostitución y de consumo problemático  que venían apuntado a él. Fue  nombrado en la causa por distintos testigos, a través de eso comenzó a hacerse una investigación”, recuerda.

El 26 de julio de 2017, Johana  salió a las 17 de la casa de su mamá y le dijo que decirle que volvería «entre las 20.30 y las 21», pero nunca regresó.

“Son cinco años de un lucha incansable, con muchísimo dolor. Una lucha con mucha impunidad. Hay un pacto de silencio entre los culpables de la desaparición y el posterior femicidio de mi hija. Cinco años que tuvimos que sobrevivir a muchísimo dolor, bronca, injusticia. No fueron fáciles pero seguimos luchando para que hoy la causa tenga un imputado, para que la causa de mi hija pueda tener estos avances. Nos costó pero llegamos”, sostiene.

“Yo siempre digo que aunque la causa de mi hija  me lleve 10 años más vamos a seguir. Porque él solo no hizo esto con Johana , hay una red a atrás de esto.  Vamos a llegar a un juicio, que sean condenados, que  el peso de la ley le caiga sobre sus espaladas. Espero que cuando esté la condena firme sea a prisión perpetua”, afirma  pero reconoce: “eso tampoco nos va a aliviar. Nosotros estamos condenados a una reclusión perpetua por el dolor, por el duelo. Porque el Estado nos desamparó desde el primer momento.  Golpeamos puertas por dos  años  para que se sepa que había un piba desaparecida Por una red de trata”, afirma la mamá.

La fiscalía penal comenzó a investigar  «averiguación de paradero»,  a pesar de que Marta afirmaba que su hija no se habría ido voluntariamente dejando a su nena de seis años.

“Me decían que mi hija tenía 23 años, que se había ido con un machito y ya iba a volver; que si había desaparecido de la zona roja tan buena no era. Yo estaba buscando a mi hija, no a una piba en estado de prostitución. Fue el Estado  ausente el que la puso a Johana  en un esquina parada para que sea víctima de la prostitución, de una red de trata y termine despedaza”, dice con la voz quebrada.

Cuando se refiere a Johana dice: “fue mi primer hija. Nació cuando yo tenía 14 años, nos criamos juntas. Fue mi hija soñada.  Sin duda fue la que me enseñó a luchar contra viento y marea. Aprendimos juntas, éramos las dos niñas, yo sin saber cómo ser mamá, yo aprendí de ella. Fueron los 23  años más felices de mi vida. Tuvimos momentos malos pero los supimos sobrellevar, salir y sobrevivir .  Estuvimos juntas con mis otros hijos también. Pasamos situaciones  buenas y malas pero nunca dejo de ser Johana”

“Tenía un nena de seis años,  tenía muchos sueños,  era muy soñadora, era muy mamá,  estaba atenta a sus hermanos y a mí. Vivía para su familia. Era la alegría de la casa,  entraba te ponía música, tomaba unos mates,  jugaba con los  hermanos, contaba chistes. Esa era mi Johana.  Después de dos años que la veníamos reclamando con lucha que nos devuelven solo un brazo y una pierna. Fue muy injusto, la vida fue muy injusta. La buscaron dos meses y después dejaron de hacerlo. Después  sufrimos las consecuencias.  Mientras no haya una Justifica que mire con perspectiva de género nuestras pibas van a seguir apareciendo sin vida”, considera.

Rodríguez está acusado de vender drogas y facilitar la prostitución desde fines de 2016 hasta mediados del 2017 en la denominada «zona roja», ubicada  entre las avenidas 1, 60, 122 y 72.

Ramos Padilla cree que el detenido, «aprovechando la relación íntima que mantenía con Johana Ramallo y abusando de su situación de vulnerabilidad, producto de su consumo problemático de drogas y su corta edad, realizó aportes específicos para facilitar el ejercicio de su prostitución en la misma zona roja, al menos desde el mes de marzo de 2017 hasta fines de julio de ese mismo año».

Casi dos meses antes de desaparecer, Johana se había separado del padre de la niña, había regresado a la casa materna y los problemas económicos la habían puesto en situación de prostitución.