En la primera jornada del juicio oral por el intento de magnicidio contra Cristina Kirchner, Fernando Sabag Montiel -el copito que le gatilló a la expresidenta- confesó su deseo de matar a la dirigente del peronismo y en su estrategia judicial insistió que fue una motivación personal sin «el accionar de terceros». En ese sentido, dijo desconocer a los grupos de ultraderecha -tal como Revolución Federal- los mismos que integraba su novia, Brenda Uliarte, también acusada por el intento de asesinato.
Las contradicciones de Sabag Montiel quedaron a la orden del día. El acusado dijo y reafirmó que no necesitaba ser financiado para llevar delante el atentado por que él «tenía una casa, cinco autos y plata». Luego, entre los motivos que enunció por la cual había decidido asesinar a la expresidente mencionó que la gota que rebalsó el vaso fue que debió salir a vender copitos de algodón. “En lo personal me sentí humillado”, relató quien se jactaba de tener dinero de sobra.
Previamente había explicado los motivos de por qué quiso atentar el 1 de septiembre de 2022 contra la entonces vicepresidenta. “Creo que es un acto de justicia y no fue un acto en el que traté de favorecerme económicamente. Tiene una connotación mas profunda, mas ética, y mas comprometida con el bien social que otra cosa”, respondió.
La palabra de Sabag Montiel llegó después de que se leyeran las n las acusaciones de la fiscalía (a cargo de Gabriela Baigún) y la querella de CFK (que integran los abogados Marcos Aldazabal y José Manuel Ubeira). Se trata del juicio por el hecho hecho de violencia política más grave desde el retorno de la democracia, un hito que representó una ruptura del pacto democrático. Este aspecto fue minimizado, desdibujado, durante la etapa de instrucción a cargo de la jueza María Eugenia Capuchetti, y que avanzado el caso asumió la fiscalía. Cuando hizo la elevación a juicio oral (el proceso estará a cargo el Tribunal Oral Federal 6) ambos dijeron que no habían encontrado vinculaciones políticas o económicas detrás del intento de magnicidio. Pero se quedaron con una causa residual, donde está la famosa pista que salpica el diputado del PRO Gerardo Milman, entre otras cosas. La querella de CFK y la fiscalía de Gabriela Baigún no descartan que aparezcan elementos durante las audiencias que orienten hacia quién pudo haber estado detrás.