Mató por celos y hoy da cursos de nutrición vegana: Los días de Horacio Conzi en la cárcel

La Justicia acaba de rechazarle un nuevo pedido de libertad condicional. El empresario que asesinó a Marcos Schenone en enero de 2003 dice tener poderes curativos.

Horacio Conzi no tuvo el brindis que hubiese querido. Horas antes de la llegada de Año Nuevo, la Justicia le denegó un pedido de libertad condicional, uno de los tantos artilugios que utilizó para reducir la condena de 24 años y nueve meses por haber asesinado a Marcos Schenone, el 16 de enero de 2003.

Hace casi 20 años, Conzi era un empresario que pese a tener un historial de aprietes y negocios sucios había logrado eludir los flashes del escándalo. Venía siendo investigado por el FBI norteamericano a raíz de un conflicto judicial con la petrolera Exxon: con su hermano, Hugo, habían heredado una estación de servicio y fueron acusados de vender nafta adulterada.

También había sido denunciado por extorsión y amenazas. Sin embargo, Horacio se las había ingeniado para mantenerse entre sombras. Hasta aquella madrugada de verano.

“Horacio, el dueño de Dallas”: el crimen por celos que sacudió el verano de 2003

“Él es Horacio, el dueño de Dallas”, fueron las palabras que escuchó Paula Alonso poco después de ingresar al local gastronómico ubicado en Martínez. Conzi sintió una atracción automática por la joven, pidió que se la presentaran y en el devenir de las horas nunca le quitó los ojos de encima. Hasta que la vio besarse con Schenone -un muchacho de 23 años que había conocido esa misma noche- y, lleno de furia, le ordenó al personal de seguridad del complejo que los echaran.

Marcos Schenone tenía 23 años cuando fue asesinado. (Foto: TN)

Schenone y Alonso salieron a la vereda junto a Gustavo Pacheco, amigo de él, y Gisela Carabetta, amiga de ella. Llamaron a un remis y se fueron.

En esos minutos, Conzi tramó el asesinato: se subió a su Jeep Cherokee con una pistola semiautomática y comenzó a perseguir a los jóvenes por la Avenida del Libertador. A la altura de Beccar los alcanzó. Les cruzó la camioneta y se bajó. Alonso, entonces, repitió en un grito la frase que le habían dicho horas antes:

-¡Es Horacio, el dueño de Dallas!

Conzi disparó 14 veces contra el auto. Cuatro de los cinco ocupantes -el restante era el remisero, Rodolfo Fernández- fueron alcanzados por impactos o roces de bala. La peor parte se la llevó Schenone, que recibió tres balazos y murió casi en el acto.

Horacio Conzi fue condenado por homicidio y tentativa de homidicio. (Infografía: Télam)

“Mi hermano es un dulce de leche”: la caída de Horacio Conzi, el empresario que mató por celos

El caso provocó un estruendo mediático en el verano de 2003. No solo por la inusitada violencia de Horacio Conzi y el desprecio a la vida con el que actuó, sino porque estuvo prófugo durante 57 días. En el medio, Hugo Conzi se convirtió en una especie de vocero del asesino ante la prensa. Mientras lo ayudaba a esconderse, repetía ante los micrófonos frases como “mi hermano es un dulce de leche, más bueno que Lassie atado”.

Conzi fue finalmente encontrado en Mar del Plata por agentes de la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE) y sabuesos de la Policía Federal. En el momento de la detención llevaba puesta una peluca de mujer.

El 30 de diciembre pasado, la Sala I de la Cámara de Apelaciones de San Isidro, integrada por los jueces Oscar Quintana y Juan Stepaniuc y el Secretario de Cámara, Bernardo Hermida Lozano, rechazaron el pedido de libertad condicional de Conzi, en sintonía con lo resuelto un mes antes por la jueza de Ejecución Penal 2 de San Isidro, Victoria Elías García Maañón. El asesino había alegado afecciones en su salud, buena conducta y haber cumplido dos tercios de la condena.

Conzi dicta cursos de nutrición vegana en la cárcel. (Foto: Facebook / Hugo Conzi)

En la Unidad Penitenciaria Nº 21 de Campana y en la Unidad 48 de San Martín, donde se encuentra detenido actualmente, Conzi realizó cursos de enfermería, pintura, albañilería, carpintería, plomería, electricidad, jardinería, apicultura y panadería, entre otros. “Tuvo muchos problemas con los pibes”, cuenta alguien que coincidió con él durante sus estudios de sociología en el CUSAM, una dependencia de la Universidad Nacional de San Martín que funciona dentro del penal.

Horacio Conzi: el asesino que decía ser mensajero de Dios y se comparaba con Galileo Galilei

“Es malhumorado, pero es un pobre tipo, la verdad. Ya lleva muchos años adentro. Nadie lo jode y él tampoco jode. Solo lo visita Hugo”, detalla otra fuente con acceso al día a día en la U48. En los últimos días, Conzi rechazó una charla con este medio: Prefiere que Hugo siga siendo su vocero ocasional. Influenciado por su hermano, el asesino se convirtió en un vegano militante y hoy dicta cursos de nutrición en el penal.

Marzo de 2003. Horacio Conzi es detenido en Mar del Plata. (Foto: NA)

En abril de 2019, el Juzgado de Ejecución Penal 2 de San Isidro le concedió la prisión domiciliaria. Al llegar a su domicilio en la calle Santa Rita, en Boulogne, a pocos metros de la Autopista Panamericana, el criminal realizó un posteo en su perfil de Facebook: “Qué lindo estar en casa, vida nueva, empresa nueva, saludable 1000%, estoy intacto a pesar de todo. Gracias a mi filosofía de vida no me he contaminado y además salvé muchas vidas: más de 20 diabéticos y 11 cancerígenos”.

“Someto a mi cuerpo a un experimento científico para superar los límites de la longevidad, estoy saludable un 1000%”, fue otra de sus publicaciones por entonces. El fervor místico de Conzi es de larga data: semanas después de matar por celos, contó que había comenzado a trabajar en un libro sobre Jesucristo. Entonces sostuvo que sus escritos llevaban un “mensaje divino destinado a evitar la Tercera Guerra Mundial”.

También se comparó con Galileo Galilei (“ambos somos genoveses y acuarianos”, argumentó) y dijo que Dios le avisó que iba a estar “involucrado” en un crimen.

Uno de los posteos del condenado. (Fuente: Facebook / Horacio Conzi)

El regreso a la cárcel y los intentos por acortar la pena

Un mes después de recibir la domiciliaria, Conzi se arrancó la tobillera electrónica: Su argumento fue que se le había hinchado la pierna. Y dos meses más tarde no pudo justificar por qué salió 12 minutos de su domicilio: Adujo que había ayudado a su hermano a empujar el auto porque debía llegar al cementerio a dejar flores en la tumba de su madre. La jueza García Maañón no le creyó y el asesino de Marcos Schenone volvió a prisión.

Desde entonces, para lograr beneficios en su situación procesal, recurrió a un hábeas corpus, a su presunta reputación de “buen preso” y al riesgo de contraer coronavirus en la cárcel. Conzi tiene 62 años y presenta una enfermedad coronaria preexistente: Un tipo de arritmia -fibrilación auricular- que lo obliga a estar anticoagulado y a someterse a controles permanentes. La Justicia consideró que podía continuar el tratamiento desde la cárcel. El 13 de diciembre de 2027 cumplirá su pena.