Una camioneta abandonada en una carretera que conecta Chilpancingo con Acapulco, en el estado de Guerrero, fue escenario de un macabro descubrimiento. En la noche del miércoles, las autoridades encontraron los restos desmembrados de 11 personas, entre las que se identificaron dos menores y dos mujeres. Este hallazgo ha reavivado los temores en la comunidad, pues se sospecha que podría tratarse de algunas de las 17 personas secuestradas días atrás en Chilapa, quienes habrían caído en manos de una célula del grupo criminal Los Ardillos.
La Fiscalía de Guerrero ha iniciado una investigación bajo la figura de “homicidio calificado”, y ya se han desplegado equipos forenses para identificar los cuerpos. Sin embargo, el trabajo de identificación avanza con lentitud debido a las condiciones en que fueron encontrados los restos. Este procedimiento es clave para determinar si las víctimas están relacionadas con el grupo de desaparecidos reportado el viernes anterior, compuesto por comerciantes que fueron secuestrados mientras trabajaban en localidades vecinas.
En medio de la creciente tensión, este hecho se suma a la violencia que sacude a Guerrero, región que atraviesa una ola de enfrentamientos entre grupos del crimen organizado. La zona, rica en recursos naturales y con rutas estratégicas para el tráfico de drogas, ha sido testigo de varios actos violentos en los últimos días, incluyendo el descubrimiento de otros tres cuerpos desmembrados cerca de la sede de la Fiscalía en Chilpancingo, mientras familiares de los desaparecidos protestaban en busca de justicia y celeridad en las investigaciones.
Las autoridades militares, en respuesta a la gravedad de los sucesos, han anunciado el despliegue de tropas en áreas controladas por Los Ardillos con la esperanza de rescatar a las víctimas aún desaparecidas. Esta serie de hallazgos ha puesto en alerta a la población y a los familiares de las víctimas, quienes se acercaron al servicio forense de Chilpancingo con la esperanza de obtener respuestas en medio de una escalada de violencia que parece no dar tregua en el estado de Guerrero.