El Gobierno cerró filas en defensa de la ministra de Capital Humano y así pudo capear la embestida de la oposición, que reclama su cabeza. El fantasma de las contrataciones irregulares, no obstante, aún proyecta con fuerza su cono de sombra sobre la Casa Rosada.
Justo antes de cumplir sus primeros seis meses al frente del Gobierno, el presidente Javier Milei debió transitar por una de las semanas más turbulentas desde que asumió el cargo, en la que lideró una férrea defensa corporativa de su ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, que por ahora resiste.
Con Milei a la cabeza, la administración libertaria se propuso cerrar filas en torno de Pettovello, en medio de una oleada de acusaciones de la oposición y denuncias judiciales por el escándalo del acopio de alimentos, conjuntamente con supuestas contrataciones irregulares por parte de esa cartera, mediante la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).
Si bien el Gobierno se esforzó en arropar a la vapuleada funcionaria, que de momento continúa en su puesto, e intentó bajarle los decibelios al revuelo, está claro que a la gestión de Milei repentinamente le «entró una bala» que no estaba prevista y menos a estas alturas de su mandato: la «bala» de las sospechas de corrupción o al menos, de manejos que no se condicen con un ejercicio transparente de la función pública, como venía pregonando el jefe de Estado desde la pasada campaña electoral. Ese cono de sombra aún se proyecta con fuerza sobre la Casa Rosada.
Pero en definitiva, Pettovello pudo sobrevivir a una semana tormentosa -la más compleja desde que Milei asumió en la Casa Rosada para algunos analistas políticos-, en la que incluso surgieron versiones sobre la posibilidad de que también el ministro de Salud, Mario Russo, ruede escaleras abajo, después de que el Presidente lo mantuviera en el cargo en pleno brote de dengue, apenas semanas atrás. En las últimas horas, en Balcarce 50 negaron que vayan a producirse más cambios en el Gabinete. No obstante, el ruido existe.