Misiones: brutal ataque de un pastor a un joven…“Si no hubiera sido por los testigos, mi hijo no estaría vivo”, relató el padre de la víctima

Marcelo Ponce, padre de la víctima, revivió el violento ataque sufrido por su hijo a manos del pastor Carlos Z., y denunció la falta de justicia en un caso marcado por amenazas. El hecho tiene en vilo a Garupá. 

De acuerdo a lo que relató Marcelo Ponce, padre de Javier, el joven agredido por el pastor Carlos Z., recordó con angustia y enojo el ataque que su hijo sufrió hace dos años, cuando, según su relato, fue golpeado brutalmente con un revólver por el líder de la iglesia a la que asistía. En una entrevista, Ponce detalló cómo los hechos ocurrieron y cómo la búsqueda del agresor continúa sin respuestas claras.

El hecho ocurrió una noche en la localidad de Garupá, cuando Javier, tras haber tenido una discusión con el hijo del pastor Carlos Z., llegó a su casa y recibió un mensaje del pastor, quien lo invitó a reunirse en su casa. “Mi hijo no quería ir, pero como era un lugar cercano, pensó que quizás podía hablar para solucionar las cosas. No imaginó lo que pasaría después”, relató Marcelo, quien subrayó que nunca imaginó que ese encuentro terminaría en violencia extrema.

Según la versión de Javier, al llegar al lugar acordado, el pastor lo atacó de forma sorpresiva. «No me dio tiempo para reaccionar. Me metió un cabezazo y cuando caí al suelo, sacó un revólver y me disparó, me rompió el tabique y el diente», explicó Javier en su momento. “Lo peor es que me golpeó varias veces más en la cabeza mientras yo estaba inconsciente, lo que hizo que quedara totalmente desorientado”, agregó el joven.

Marcelo Ponce, al revivir estos momentos, expresó el sufrimiento que le generó la noticia de la agresión. “Si no fuera por los testigos, mi hijo no estaría vivo. Ellos fueron los que intervinieron, de alguna forma, y evitaron que le disparara de nuevo”, dijo el padre, quien además contó cómo, a pesar de las lesiones graves, su hijo no recibió ningún tipo de apoyo por parte de los miembros de la iglesia, quienes, según él, se mantenían al margen por miedo a represalias.

El padre denunció la actitud del pastor y de su entorno, y destacó que la situación no es un hecho aislado. “Carlos Z. no es un hombre común. Mi hijo me contó que siempre hablaba de su pasado en la Prefectura y sus contactos con el mundo del crimen. Yo, como padre, ya lo sabía, pero no pensé que llegaría a este extremo de violencia”, sostuvo Marcelo.

El padre de la víctima también remarcó que, a pesar de la denuncia realizada en la Seccional Quinta de Garupá, no hubo avances significativos en la investigación. “Sé que este hombre tiene contactos y que está siendo protegido. Yo estoy muy preocupado por mi hijo y por mi familia. El miedo es constante”, confesó.

Además, Marcelo hizo hincapié en la doble moral de la iglesia, que no sólo protegía a un pastor violento, sino que también estaba involucrada en actividades sospechosas. “Mi hijo me contó que el pastor pedía dinero todo el tiempo, para cosas que luego no se veían reflejadas en la iglesia. Incluso hablaba de terrenos, motos y autos que la gente donaba pensando que era para la iglesia, pero todo quedaba en manos de él y sus allegados”, detalló el padre, quien también mencionó que la mujer del pastor lo había contactado recientemente, revelando más detalles sobre los abusos que sufría por parte de su esposo.

Para Marcelo Ponce, la lucha por justicia no ha terminado. A pesar de las amenazas y el miedo que persiste, el padre sigue buscando respuestas. “Si algo le pasa a mi hijo o a mi familia, el culpable es Carlos Z. Yo no voy a dejar que esto quede impune. Lo seguiré buscando hasta el final”, concluyó con firmeza.

A dos años del ataque, la búsqueda de Carlos Z. sigue siendo un tema pendiente en la comunidad de Garupá, mientras que la denuncia por agresión y abuso sigue siendo una herida abierta en la familia Ponce