El conductor responsable del siniestro vial en Posadas fue condenado a tres años de prisión en suspenso y diez años de inhabilitación para manejar. Jorge Martínez, padre de una de las víctimas fatales, contó por qué aceptaron el juicio abreviado.
Tomás Mieres, el conductor de 17 años involucrado en el siniestro vial en la avenida Costanera de Posadas, que en abril dejó como saldo la muerte de dos adolescentes del Instituto Superior Santa María y tres heridos graves, fue condenado a tres años de prisión en suspenso y a diez años de inhabilitación para manejar.
La sentencia, acordada mediante un juicio abreviado entre la fiscalía y la defensa, fue ratificada este martes, por lo que se evitó la instancia de juicio oral.
Jorge Martínez, padre de una de las víctimas, explicó las razones para aceptar el juicio abreviado: “Aceptamos porque dentro de lo que seguimos viviendo, evitar el juicio público es ahorrar también rememorar ciertas cosas. Uno tiene que escuchar otra vez a todos los testimonios, a los bomberos, al médico que ayudó, al camillero, y remueve sensaciones que ya no queremos volver a vivir. En definitiva, la sentencia termina siendo la misma. Abreviado nos ahorra un montón de cosas”.
Sobre la condena, Martínez señaló que no buscaba prisión para el joven: “Jamás tuvimos un dejo de venganza en esto. Ni siquiera esperaba prisión, jamás pedí prisión ni tampoco quiero prisión para Tomás. Como padre y como docente, no me gustaría que mi hijo viviera una situación así si fuese al revés el caso. Creo que ese chico debe estar viviendo una guerra interna”.
Por otro lado, el padre de Juan Cruz Martínez volvió a cuestionar el manejo inicial del caso: “Hubo cosas que no tendrían que haber pasado. Yo la verdad que me saco el sombrero con los bomberos que estuvieron, fueron los primeros que llegaron al lugar, los bomberos trabajaron incansablemente para sacar a los chicos de los hierros retorcidos; a un médico que paró, que pasaba en el auto y que fue el primero que lo atendió a Juan Cruz y que le dijo a los bomberos: ‘Vamos a sacarlo porque necesitamos estabilizarlo porque no puede estar ahí tirado dentro del asiento’».
En la misma línea, también insistió en la actitud que molestó por parte del padre del conductor del vehículo, quien fue el primero de los tutores que llegó al lugar de los hechos y trasladó por cuenta propia a su hijo al hospital.
«El chico ingresa al hospital y nadie le hizo una prueba de alcoholemia ni toxicológica, o sea, cuando yo llegué al hospital Tomás estaba caminando con un cabestrillo, porque se había lastimado el hombro nada más, nunca hubo ningún tipo de examen ni nada para ver qué había pasado ahí», cuestionó.
Ambas familias firmaron el acuerdo como una forma de cerrar el capítulo judicial, aunque para Martínez esto no significa el fin de la etapa emocional: “Todavía no busqué una ayuda psicológica o de otro tipo, pero esto nos da cierto alivio dentro del dolor”.