El viernes 29 de octubre Santiago Arriagada, un adolescente de 16 años de la ciudad de Bariloche, estaba feliz, tal vez resuelto.
Ese día había quedado en encontrarse en un shopping con Luis Díaz, un ex policía que aparentemente sería su padre biológico, un hombre que nunca lo había reconocido y con el que hasta ese momento no había tenido relación. Habían comenzado a acercarse en los últimos meses, hasta que concertaron un encuentro. Raquel, su mamá, le deseó suerte y lo saludó sin imaginarse que esa sería la última vez que vería a su hijo: el cuerpo sin vida de Santiago fue encontrado dos días después junto a un altar del Gauchito Gil sobre la avenida Circunvalación, a pocos metros del ingreso al barrio Vivero por el arroyo Ñireco.
Su cadáver estaba tapado con una chapa y no mostraba mayores heridas en una primera observación. Por eso, para los investigadores, liderados por la fiscal Betiana Cendón, no estaba esclarecida la causa de la muerte en un primer momento aunque el expediente apuntaba a un asesinato. Simplemente había que reunir más pruebas. Sin embargo, para la familia no hubo dudas desde el minuto uno. Estaban seguros que a Santiago lo habían asesinado y que el culpable era uno solo: Luis Díaz, el misterioso y presunto papá.
Durante las 48 horas que el joven estuvo desaparecido, Raquel mantuvo comunicación con su ex para saber dónde podría estar su hijo. Díaz, con evasivas, le dijo que lo más seguro era que Santiago estuviera en la casa con amigos o en alguna fiesta.
En ese fin de semana el hombre incluso ayudó a la madre a buscar los nombres y teléfonos de los amigos para preguntarles si lo habían visto al adolescente. Pero el instinto le decía a la mujer que algo más había pasado. Finalmente, cuando encontraron el cuerpo, ocurrió algo que terminaría por despejar las pocas dudas que tenía; después de que el hallazgo del cuerpo se dio a conocer, Díaz bloqueó a Raquel en su WhatsApp.
“Hablé con él desde el mismo viernes hasta el domingo que me bloqueó después de que yo le mandara un mensaje en el que le dije ‘¿Viste que encontraron un cuerpo en Circunvalación?’. Desde ese día no hubo más comunicación”, relató Raquel.
“Ahí até cabos y supe que Luis había matado a Santiago. Además yo sabía que mi hijo no se había podido ausentar dos días por una fiesta con amigos. Él era un chico sano que ni tomaba alcohol”, agregó la mujer.
Mientras lo terminaban de velar, casi en paralelo, ocurrió un extraño episodio que profundizó las certezas de la familia y direccionó la investigación todavía más hacia la hipótesis del homicidio. Tres días después de que encontraron el cuerpo al lado del altar del Gauchito Gil, Luis Díaz, el ex bombero y ex policía en la localidad de Dina Huapi, fue encontrado casi sin vida en la desembocadura del río Ñirihuau. Estaba por ahogarse y con un fuerte cuadro de neumonía. Desde entonces quedó internado en el Hospital Zonal de Bariloche.
Fuentes judiciales revelaron que se presume que quiso quitarse la vida pero no lo logró y tras dos semanas de estar en la sector de terapia intermedia, Díaz aparentemente se quebró y le confesó a uno de sus hijos que fue él quien mató a Santiago. Pese a no estar obligado a declarar en contra de su padre, el familiar del ex policía habló con la fiscal Cendón. Es por eso que ahora el presunto padre biológico quedó imputado por la muerte de Arriagada, con custodia policial en el hospital y a la espera de que pueda declarar después de que se recupere.
“No me sorprendió que lo haya confesado. Siempre lo supe. Cuando lo vi en la cochería a mi hijo, vi que estaba golpeado, tenía parte de sus pelos arrancados y metidos en la boca. Tenía marcas en los tobillos. Estaba claro que lo habían matado”, dijo Raquel. Según comentó la fiscal Cendón a un medio local, los resultados finales de la autopsia todavía no se conocen.
En 16 años, el ex policía nunca reconoció a Santiago como su hijo. Pero en el último tiempo fue él quien se puso en contacto con Raquel para saber si era posible verlo al adolescente y comenzar a construir la relación. La mujer accedió porque al comentarle al chico de que su padre biológico quería verlo, expresó mucha felicidad. La primera vez que se vieron fue positiva. Se llevaron bien y por eso planificaron un segundo encuentro, el del 29 de octubre pasado.
Quedaron en verse en el shopping y en circunstancias que todavía se investigan, el chico desapareció. La única certeza es que la última persona en verlo con vida fue Díaz. “Me dijo que le había gustado el primer encuentro, que charlaba bastante y que habían quedado en volver a encontrarse en el Shopping. Le compró una patineta y el viernes me dijo que le iba a comprar un buzo de animé”, contó la madre. Después, la próxima vez que lo vería sería cuando estaba a punto de velarlo.
Raquel tiene una hipótesis. Cree que durante la cita en el centro comercial, Santiago en algún momento le reclamó que lo reconociera como su hijo y que eso pudo haber generado una discusión que escaló hasta niveles de violencia trágicos. “Él siempre ponía un pero para reconocerlo y yo lo esperaba porque yo estaba enamorada de él. Y creo que cuando Santiago le pidió algo fue cuando se pelearon y lo golpeó. Mi hijo se defendió y Luis lo mató”, dijo la mujer, quien contó que pudo observar varias cámaras de seguridad -tanto del shopping como las municipales- el joven y su supuesto padre se mostraron juntos todo el tiempo.
La madre sólo pide que su ex declare cuanto antes para saber cómo lo mató y que se haga justicia, si es que es culpable. Con la voz quebrada, lo recordó como un chico bueno que sólo quería ser gendarme y tener un auto de carreras. Además le gustaba el dibujo técnico y hace muy poco se había anotado en un gimnasio. “Él sólo quería que su papá lo reconociera”, concluyó la mamá. Ahora sólo resta un cotejo de ADN para confirmar que efectivamente Díaz es el padre de Arriagada.