Al menos seis personas murieron y unas 30 resultaron heridas este jueves en la capital del Líbano por tiroteos registrados en una protesta de los movimientos chiitas Hezbollah y sus aliados Amal contra el juez que investiga la explosión del año pasado en el puerto de Beirut, hechos que dejaron además nueve detenidos, entre ellos un sirio.
Varias zonas de Beirut se convirtieron en una zona de guerra. Disparos incesantes y explosiones resonaban cerca del Palacio de Justicia, ante el que se habían reunido centenares de manifestantes, vestidos de negro, algunos de ellos armados.
Según esas informaciones, los enfrentamientos incluyeron francotiradores y el uso de pistolas, fusiles Kalashnikovs y lanzadoras de granadas, en una peligrosa escalada de las altas tensiones por la investigación del estallido en el puerto.
Ráfagas de disparos resonaban en Beirut y las ambulancias acudían al lugar haciendo sonar sus sirenas.
El Ejército, que había registrado disparos en varias zonas, acordonó los lugares para «buscar a las personas que habían disparado y detenerlas», mientras algunos testigos dijeron haber visto a francotiradores disparando desde edificios.
El ministro de Interior, Bassam Mawlawi, dijo en una conferencia de prensa que ya había seis muertos y que algunos habían recibido una bala mortal en la cabeza, lo que confirma la hipótesis de «francotiradores».
La agencia de noticias AFP, citando a fuentes médicas del hospital Sahel, al sur de Beirut, informó que dos de los muertos eran hombres, uno de ellos con un disparo en la cabeza y el otro uno en el pecho. También se cuenta una mujer de 24 años que recibió una bala en la cabeza cuando estaba en su casa.
En un comunicado conjunto Hezbollah y Amal también acusaron a «francotiradores apostados en los tejados de los edificios» de haber disparado contra los manifestantes.
Hasta el momento se desconoce quién disparó y cómo degeneró tan rápido la protesta.
En total, 30 personas resultaron heridas, según la Cruz Roja, y fueron socorridas por ambulancias cerca del Palacio de Justicia.
Las calles se vaciaron rápidamente y los libaneses se refugiaron en sus casas, reviviendo momentos de guerras pasadas.
Los tanques del Ejército se desplegaron en el vecindario, lo acordonaron y los militares avisaron que dispararían a cualquier persona que abriera fuego.
Convocados por Hezbollah y Amal, los manifestantes exigían la destitución del juez encargado de la investigación de la explosión en el puerto de la ciudad, ocurrida el 4 de agosto de 2020.
En ese episodio murieron al menos 214 personas, hubo más de 6.000 heridos y numerosos edificios de la capital libanesa acabaron devastados.
Hezbollah y sus aliados creen que el juez está politizando la investigación.
El primer ministro Nagib Mikati instó a mantener la calma y criticó los intentos de hundir al país en un ciclo de violencia.
A última hora se supo que al menos nueve personas fueron detenidas por el tiroteo, una de ellas de nacionalidad siria. Mientras, el primer ministro de Líbano, Najib Mikati, declaró el 15 de octubre día de luto nacional.
«El primer ministro decretó declarar el viernes día de luto nacional por los muertos durante los acontecimientos de hoy (jueves). Todas las administraciones, establecimientos públicos, municipalidades y escuelas públicas y privadas permanecerán cerradas ese día», comunicó la oficina del primer ministro.
Esta semana, el juez a cargo de la investigación de la explosión en el puerto de Beirut, Tareq Bitar, lanzó una orden de arresto contra el diputado y exministro de Finanzas, Ali Hassan Khalil, miembro de Amal y aliado de Hezbollah.
Pero después se vio obligado a suspender la investigación ya que dos exministros presentaron en la justicia una denuncia en su contra, que fue desestimada hoy, por lo que el magistrado podrá seguir adelante con su trabajo.
Este asunto está a punto de provocar una implosión del recién formado Gobierno libanés, después de un año de bloqueo político.