Murió el escritor, abogado y activista por los derechos humanos Vicente Zito Lima

El abogado, dramaturgo, periodista y docente Vicente Zito Lima, defensor de algunas de las víctimas de la Masacre Trelew, fundador de la Universidad de la Madres de Plaza de Mayo e integrante de la Comisión Argentina por los Derechos Humanos (CADHU) junto a Julio Cortázar y David Viñas, falleció anoche a los 83 años en su casa del barrio porteño de Flores, confirmaron sus familiares, quienes indicaron que estaba afectado por un cáncer desde hacía unos meses.

Dramaturgo, abogado, periodista, poeta, docente, hincha de Racing y fundador de dos universidades populares: hombre de múltiples oficios terrestres, Zito Lima fue discípulo de Enrique Pichón-Rivière, creador de la psicología social e impulsor del psicoanálisis en América Latina, con quien armó la primera cátedra de estudio de los mecanismos de creación artística en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.

Fue también artífice de revistas culturales como Liberación -donde colaboró junto a Julio Cortázar y Rodolfo Walsh-, Nuevo Hombre, y la mítica Crisis, en la que participó junto con Eduardo Galeano, Haroldo Conti y Federico Vogelius.

Zito Lema plasmó una obra multifacética, con decenas de publicaciones en el campo de la poesía, el teatro y la filosofía, con especial anclaje en el periodismo, en donde a partir de la década de los 60 participó de numerosos proyectos que dejaron huellas en la cultura popular.

El docente, escritor y poeta deja como legado publicó una treintena de libros, entre teatro, poesía y psiconálisis, como «Lengua sucia», «La pasión del piquetero», «Los manifiestos de la locura», «Belleza en la Barricada», «Gurka», y «Conversaciones con Enrique Pichón Rivière», entre otros. textos dedicados a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Rodolfo Walsh, Agustín Tosco, Paco Urondo, Haroldo Conti y Eva Perón.

El multifacético hacedor, nacido el 14 de noviembre de 1939, se desempeñó en 1972 como el representante legal de los familiares de varios de los fusilados en la Masacre Trelew, una experiencia que documentó en su libro “Trelew. Una ardiente memoria”, donde recopila testimonios, fotos, dibujos, poemas y textos en prosa que incluyen obras de Cortázar, Bayer y Urondo.

En 1976 fue perseguido por la dictadura cívico militar y debió abandonar el país en 1977. Fue itinerando por varios países europeos hasta que marchando a Europa se radicó en Holanda. Durante sus actividades en ese período se destaca el haber conformado la Comisión Argentina por los Derechos Humanos (CADHU) junto con otros intelectuales como Julio Cortázar, David Viñas y Eduardo Luis Duhalde, entre otros.

Durante el exilio escribió también «Mater», una de las primeras obras de teatro sobre los desaparecidos y la lucha de las Madres de Plaza de Mayo. “Los que sobrevivimos a esa época tuvimos que construir otra historia. Ni mejor ni peor, otra. Habíamos muerto y de pronto estábamos vivos. En la tierra del exilio, con tragedia. O en la tragedia, otro exilio. Y aquí nuestra memoria. Y aquí otra vez, esperando que amanezca para ver si seguimos vivos. Salvarnos es saber de pestes”, escribió alguna vez.

Uno de sus poemas más renombrados se titula precisamente “Desaparecidos”, que en uno de sus tramos dice: «Ese hombre esa mujer atados traspiran mucho/respiran mal/la pesadumbre el miedo/se ahogan/tiemblan/En ese mismo momento sucede/en el mundo la belleza/encuentros fortuitos /deseados/ los instantes perpetuos de la vida». Y prosigue: «Todo el cielo es una sinfonía de promesas/ Pero ese hombre esa mujer no tienen rostro/ni ojos ni oídos para las glorias/Se abre una puerta/A sus espaldas queda la ciudad del corazón dormido/Una ciudad vencida/Los secretos del crimen del horror se repiten en voz muy baja».

A su regreso al país, tras la recuperación de la institucionalidad democrática, se puso al frente de un nuevo emprendimiento independiente, la revista Fin de Siglo, junto con el periodista Carlos Aznarez. Pero nunca dejó de publicar textos de teatro e impulsar talleres de escritura, periodismo y dramaturgia.

En el año 2000, Zito Lema concreta otro de los hitos de su trayectoria con la fundación de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo de la que fue su rector hasta 2003. Siete años después encara otra experiencia inédita: la Universidad de los Trabajadores, en la fábrica recuperada IMPA.

Con numerosos Honoris Causa, como los otorgados por la Universidad Nacional de Río Cuarto y la Universidad Nacional de la Patagonia, Zito Lima recibió en 2014 el premio Rosa de Cobre la Biblioteca Nacional. En los últimos años tuvo a su cargo una cátedra de arte en el departamento de Historia de la Universidad Nacional de Avellaneda y había desarollado su Teoría de antropología teatral poética, que se extiende a la dirección, la actuación y la dramaturgia.

El año pasado había lanzado su última obra, «Peste y memoria», un texto con ilustraciones de Luis Felipe Noé que se construye como una bitácora de los tiempos de encierro pandémico, a través de un registro que entrelaza la locura, el sufrimiento y el amor. “Sufrí viviendo, la realidad, pero después aparece ese proceso que bien sintetizaba mi maestro Enrique Pichón-Rivière, que es pasar de lo siniestro a lo maravilloso. De eso se trata. En el caso de la pandemia, de los desaparecidos, del rencor de esta sociedad, me meto con lo siniestro, y no porque lo siniestro sea lo único que existe, sino porque también existe. No hay alegría más grande que las pasiones alegres, pero las pasiones tristes también están: la pulsión de vida, tan fantástica, convive a la par con la pulsión de muerte”, decía en aquella oportunidad.

En septiembre pasado, Zito Lima había participado en el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA) de la última edición del libro «La Patria Fusilada», escrito por el periodista, escritor y militante Francisco «Paco» Urondo, que narra los hechos sucedidos durante la «Masacre de Trelew» en la voz de sus tres sobrevivientes, en el marco del 50° aniversario de ese hecho.

Fuente Telam