Murió Gregorio Pérez Companc

Fue una figura destacada del empresariado nacional y dueño de una de las cinco mayores fortunas de la Argentina.

A los 89 años, murió el empresario Gregorio Pérez Companc, dueño de la alimenticia Molinos Río de la Plata y de la energética PeCom, uno de los empresarios más influyentes del país.

En el último ránking de la revista Forbes, el magnate es dueño de la cuarta fortuna familiar más grande de la Argentina y está en el escalafón 782 de los hombres más ricos del mundo, con 4.100 millones de dólares.

Nacido el 23 de agosto de 1934 en Buenos Aires, fue hijo biológico, según el libro “Los dueños de la Argentina II” de Luis Majul, de Benito Bazán y Juana Emiliana Molina, que decidieron darlo en adopción cuando tenía la edad de 11 años. En 1946, entonces la francesa Margarita Companc de Pérez Acuña le da su apellido.

A fines de mayo de este año, se anunció que tres de sus 7 hijos les compraron a sus hermanos las principales compañías del grupo en unos USD 550 millones. Luis Pérez Companc, actual cabeza del conglomerado empresarial, junto a sus hermanas Rosario y Pilar, se quedaron con el control de Molinos Río de la Plata, Molinos Agro y la petrolera Pecom. Los vendedores fueron sus hermanos Jorge, Cecilia y Catalina.

Su madre adoptiva sería Margarita Companc de Pérez Acuña, y su padre Ramón Pérez Acuña. Fue Margarita la que incorporó al niño al grupo familiar, al que se ocupó que fuera tratado como un hijo más.

Los tres hermanastros de Gregorio sin dudas lo incorporaron y el clan familiar preparó a Goyo para un destino empresarial, tanto a través de sus estudios como en la construcción de su carrera empresaria. Los tres fallecerían sin dejar descendientes, primero Jorge Joaquín, en 1959; luego Carlos en 1977, y por último Alicia en 1992. Eso dejó a Gregorio como el conductor indiscutido del conglomerado empresarial.

El emporio empresario de Gregorio Pérez Companc

Su incursión en el mundo de los negocios, comenzó de la mano de su hermanos Carlos y Jorge Joaquín, ya fallecidos, que habían fundado la primera empresa naviera de la familia en 1946, a partir de la compra de unas barcazas en Santa Cruz. De entrada, la naviera se concentró en el transporte de lana desde la Patagonia, hasta que unos años después se diversificó, ingresando al negocio petrolero.

Pérez Companc participaba activamente de múltiples negocios, aunque la mayor parte de sus activos se encontraban en empresas de alimentos, telecomunicaciones y energía. En sus últimos años en plena actividad (se retiró a finales de 2009) su buque insignia era Molinos Río de la Plata, empresa cuyas acciones donó a sus siete hijos para que tomaran el control (Catalina, Cecilia, Jorge, Luis, Pablo, Pilar y Rosario).

Con apenas un título secundario obtenido en el colegio La Salle, y sin haber terminado sus estudios universitarios, “Goyo” inició su carrera en 1966, primero en YPF para mudarse cuatro años más tarde al negocio familiar, como Superintendente de Operaciones de Campo en la zona de Neuquén para ascender luego como Gerente de Operaciones Petroleras. Fue el principio de su larga trayectoria empresarial en la que encaró, tras la muerte de su hermano adoptivo Carlos, un proceso de expansión de las inversiones familiares que también conocerían de crisis, ventas y resurgimientos.

Para la fecha en que Goyo dio sus primeros pasos en cargos de alta responsabilidad, allá por los años ´70, la familia Pérez Companc ya participaba en la industria naviera –el negocio de origen del grupo– y también de la industria forestal, agropecuaria y financiera, como propietaria del Banco Río, hoy Santander.

En paralelo a estas desinversiones, el holding familiar decidió apostar muy fuerte a los alimentos. El ingreso al negocio se concretó en la década del ‘90, cuando le compraron Molinos Río de la Plata al grupo Bunge & Born, a cambio de US$600 millones.

Con Molinos, hoy la familia es uno de los grandes jugadores en el consumo masivo, con marcas líderes como Matarazzo, Granja del Sol, Exquisita, Lucchetti, Preferido, Vitina, Cocinero, Lira, Blancaflor y Nobleza Gaucha. Además, también controlan a la bodega Nieto Senetiner.