La actriz suele inspeccionar muy bien cada trabajo antes de decidirse si lo hace o no. En este caso, la opinión de su hijo, Merlín Atahualpa, fue clave para cerrar el contrato.
Imprimiéndole sus ocurrencia, agregándole la simpatía que la caracteriza, Natalia Oreiro le impuso un sello a ¿Quién es la máscara? Más allá de algún crítico de turno, en general, el televidente aplaude que hayan elegido a la uruguaya para ese rol. La actriz es una de las personalidades más querida, y se nota.
Pero la particularidad de Natalia es que elige muy bien los proyectos. O al menos se toma su tiempo para analizarlo. Por esto, llamó la atención su incursión en un reality, pero ella misma se encargó de explicar por qué aceptó el desafío y sorprendió con su respuesta. Bueno, en realidad, enterneció.
Remarcó que apenas le llegó el proyecto fue su hijo Merlín Atahualpa el que le insistió hasta que la convenció. “Cuando me ofrecen esta conducción, primero lo miro en la compu, no me acuerdo si el formato inglés o el norteamericano, y se acerca Ata, mi hijo. ‘¿Qué estás mirando?’, me dice. ‘Un programa que me mandaron’, le digo. Y se quedó pegado, impactado. A los segundos me dice: ‘Lo vas a hacer, ¿no?’”.
Luego de eso explicó la charla que tuvo con el nene de 10 años, fruto de su relación con Ricardo Mollo: “Le pregunto: ¿Te gustaría que lo haga? Y me dice: ‘Lo tenés que hacer’. Ahí me pasó algo… Pensar qué bueno poder hacer un programa para que mi hijo pueda ver en la televisión. Él ya venía de ver la película Las Rojas en el cine, lo primero que vio mío. Y ahora ver la tele al lado con él, en familia”.
A propósito de esto, días atrás Oreiro fue sorprendida por Mollo, que estuvo en el programa. Gracias esto, luego de que el cantante se secara la máscara, aprovecharon para contar una anécdota romántica vinculada al inicio de la relación.