No existe ley que limite los derechos humanos

Por Paulo Pereyra*

El diputado Livio Gutiérrez sobre la limitación de telefonía en establecimientos penitenciarios, expresó: “…creo que va a proteger a la gente buena que está todo el día trabajando y que está expuesta a demasiados delitos”.

Pretender analizar la edificación de creencias de un funcionario legislativo y de 22 diputados más (valen y mucho las honrosas excepciones de un grupo de legisladores que no fueron feligreses de la anomia), como es el caso, es tan absurdo como la no-ley N°3794-J.

Engendro por el cual, en el día de ayer, el Poder Legislativo local sancionó “la limitación” -vaya eufemismo, tan berreta como dañina a la humanidad de las personas privadas de su libertad en nuestra provincia- del uso de telefonía celular e internet en el interior de los establecimientos penitenciarios de la provincia.

Aun… Aun, se quisiera deslizar en una intentona de buenas intenciones -y con intolerable inocencia -, alguna pregunta sobre el marco jurídico que debiera primar ante esta situación, caeríamos en una trampa. Resulta pues una encerrona que no cuenta con salida de emergencia lógica.

Es que, de creencias como las del legislador Livio Gutiérrez, solo pueden caerse del mapa conclusiones absurdas. Y apunto esto de caerse del mapa… porque “ese pensamiento” es tributario del terraplanismo, que nos acecha hace tiempo en el escenario social.

De la implosión de la Constitución: no hay ley, no hay derecho

Con esta producción de un dispositivo provocador sellado como la sanción de “x ley”: proyéctese el escenario de dar operatividad a la “limitación” del uso de celulares en una unidad penal y qué, en medio de tal aventura se diga: “…va a proteger a la gente buena que está todo el día trabajando y que está expuesta a demasiados delitos”.

¡Y sí! con esos berretines, se ingresa a las patadas a lugares donde la Constitución y el derecho internacional de los derechos humanos, no residen.

Así pues, la lucha por el reconocimiento y la plena vigencia de derechos fundamentales, no fue -y ni puede necesariamente ser- asunto aprehensible por parte un cuerpo legisferante al margen de la ley.

La rica democracia deliberativa que siempre caracterizó a nuestro amado Chaco, ayer, los levanta mano, la derrumbaron.

No hay remate y, por tanto, no hay juridicidad de la cual disentir, opinar o debatir…

Que la creencia, nos libre y guarde de los escombros de una implosión no programada…

*El autor es abogado litigante (M.P. N° 6554 STJCh y M. Fral. Int. T°100 F°644), ex querellante en causas de Lesa humanidad, docente de grado en la Universidad de la Cuenca del Plata (UCP) y de posgrado de la Universidad Nacional del Chaco Austral (UNCAus).