Nueva Caledonia vota bajo tensión si se independiza de Francia tras 168 años

Nueva Caledonia, un territorio ubicado en el Océano Pacífico cerca de Australia, votará mañana si quiere independizarse de Francia tras 168 años, en un referendo que Europa mira con atención ya que el archipiélago alberga una cuarta parte de las reservas mundiales de níquel y constituye uno de los últimos bastiones de soberanía de la Unión Europa (UE) en la zona tras el Brexit.

Mañana desde las 8 de la mañana hasta las 18, los 185.000 habitantes del archipiélago están llamados a responder a la pregunta «¿Desea que Nueva Caledonia obtenga su soberanía absoluta y sea independiente?», en la tercera consulta de este tipo desde 2018.

La realización de estos referendos forman parte del Acuerdo de Numea, firmado en 1998 por las autoridades de Francia y Nueva Caledonia para poner fin a la violencia entre sectores pro independentistas y pro franceses que explotaron en 1988 tras décadas de resentimiento, sobre todo por las miles de hectáreas de tierra arrebatadas a los canacos, el pueblo autóctono del lugar, por parte de los colonizadores.

Actualmente, este archipiélago lleno de playas de arenas blancas y aguas turquesas alberga el 25% de las reservas mundiales de níquel, un mineral que se usa para aleaciones como el acero inoxidable y en un sinfín de componentes electrónicos, y tiene un ubicación geopolítica central como uno de los últimos bastiones de soberanía de la UE en el sur del Pacífico tras la salida del Reino Unido del bloque.

El presidente Emmanuel Macron insiste en que el Estado francés no toma partido en el referendo y se dedica simplemente a asegurar el desarrollo del proceso. «Al día siguiente (de la votación), sea cual sea el resultado, habrá una vida en común» entre Francia y Nueva Caledonia, aseguró el jueves.

Esta consulta se da en un momento de mucha tensión entre Francia y sus aliados en la zona del Pacífico, donde París quiere mantener su rol dominante gracias a sus territorios de ultramar, entre ellos Nueva Caledonia.

Francia criticó en septiembre a Australia por romper el contrato de compra de submarinos entre los dos países, en favor de un pacto de seguridad con el Reino Unido y Estados Unidos.

Detrás de esta disputa se observa la sombra de los intereses chinos en la región. Los analistas sospechan que una Nueva Caledonia independiente podría acercarse a China, que busca invertir en los recursos mineros del archipiélago, indicó la agencia de noticias AFP.

Beijing ya es el mayor cliente para la exportación de metales desde Nueva Caledonia, en especial el níquel.

Los independentistas pidieron boicotear el voto de mañana y posponerlo hasta septiembre debido a que no pude realizarse una «campaña justa» por los riesgos de contagios por coronavirus.

Este movimiento amenazó con no reconocer los resultados del referendo.

El Gobierno francés rechazó esta petición porque consideran que la propagación del virus es lenta, con una tasa de incidencia de entre 80 a 100 casos por 100.000 habitantes.

Por su parte, los partidarios de permanecer como territorio de Francia instaron a una movilización masiva ante el boicot de los independentistas, para evitar que su previsible victoria quede deslucida por la baja participación.

En junio, los diferentes campos políticos acordaron con el gobierno francés que, más allá del resultado de este domingo, el período que se abre ahora debe ser de «estabilidad y convergencia» y tendrá que haber un nuevo referendo en junio de 2023 para decidir el «proyecto» futuro de Nueva Caledonia.