Pablo Mouche, íntimo: «Fue un golpe duro no jugar en Primera y me costó asimilarlo»

En charla exclusiva, el futbolista que hoy juega en Atlanta y está como comentarista en TyC Sports, habló de todo: su carrera, el presente, sus días en un club de la B Nacional, el retiro, su familia, la historia de amor con Valentina y la paternidad de Benicio (7) y Paz (4).

Su carrera futbolística supera los 20 años de trayectoria y jugó en clubes como Boca Juniors, Arsenal, Estudiantes, Banfield y San Lorenzo, además del Palmeiras de Brasil, Kayserispor de Turquía, Estrella Roja de Serbia, Olimpia de Paraguay y Colo Colo de Chile. Actualmente, Pablo Mouche (35) se desempeña como delantero de Atlanta, en la B Nacional y, además, está dando sus primeros pasos en la televisión en el programa Presión alta, que sale de 19 a 21 por TyC Sports.

“Lo de la tele comenzó el año pasado. El productor de uno de los programas de TyC me empezó a insistir porque le gustaba la idea de que pudiera participar e integrar uno de los grupos del día. Ariel Rodríguez es el productor que hace el programa del mediodía y el que estoy yo, de 19 a 21. Fui invitado varias veces al ciclo, les gustó cómo participaba y cómo me desenvolvía en la televisión, entonces me propusieron sumarme. Hablo, opino de las situaciones de fútbol y me dijeron que les parecía atractivo y positivo que sea un jugador de fútbol y que pueda integrar un panel donde se pueda discutir u opinar sobre lo que pasa en los partidos, en los vestuarios y contar todas las experiencias que tiene un jugador profesional. En un panel lleno de periodistas deportivos, es un punto muy positivo que haya un futbolista”, confió Mouche.

-No voy todos los días sino dos veces por semana. Sigo jugando al fútbol, desde este año estoy en Atlanta y como no me da el cuerpo para ir todos los días al canal, lo hago dos veces a la semana. Me generaría un estrés tremendo pensar en ir al programa, entrenar y jugar en la alta competencia con todo mi potencial. El acuerdo con TyC Sports es ir dos veces a la semana y ya desde el año pasado me insistían para que participara y me sumara. Pero en ese momento no lo veía con buenos ojos. Estaba en la duda, no sabía qué hacer y cuando fueron las vacaciones del año deportivo, me empezó a agarrar el gustito. No sabía si seguir jugando o no y ahí fue que arreglé sumarme a Presión alta. Firmé un contrato de exclusividad y estoy contento con esta nueva experiencia.

-¿Lo estás disfrutando?

-Sí, mucho. La paso bien, me llevo muy bien con mis compañeros y no sé si llamarlos colegas porque no soy periodista. No hice la carrera de periodista deportivo, no estudié y sería faltarles el respeto a ellos pero sí me considero un compañero de trabajo del momento. Me divierto, es un lindo grupo, hay buena energía y me dan ganas de ir. No lo considero un esfuerzo ir y estar dos horas ahí hablando de fútbol. Al contrario: la paso muy bien, lo disfruto y estoy muy contento. Tampoco me genera ningún problema en lo deportivo con mi carrera como futbolista en Atlanta ni en la rutina y la dinámica del día a día.

-¿Se te cruzó por la cabeza estudiar periodismo deportivo para tener más herramientas?

-No. No sé si estudiar esa carrera pero sí capaz hacer algún curso de oratoria o algo que me ayude a desenvolverme de mejor manera y poder tener un vocabulario más amplio. O poder manejar ciertos momentos de la televisión que obviamente no tengo por falta de experiencia. Me gusta, soy de dar entrevistas, siempre fui abierto a dar notas con la prensa, nunca tuve problemas en ese sentido y siempre me desenvolví de buena manera. Pero no es lo mismo que estar en un programa como panelista, manejar ciertas situaciones en vivo y usar un vocabulario más apropiado u oportuno. No me vendría mal y por ese lado sí haría algo así. Pero no se me pasa estudiar periodismo deportivo por ahora. Obviamente que tengo el secundario completo pero no seguí ninguna carrera universitaria.

-Hay un patrón de futbolista monosilábico y vos, al contrario, te desenvolvés con soltura.

-Sí, puede ser. Soy de leer mucho y cuando escucho una entrevista presto atención. Miro muchos noticieros y programas deportivos, estoy conectado, escucho la radio cuando voy en el auto al entrenamiento. Entonces, voy incorporando conceptos y siempre busco la forma de mejorar y evolucionar. No me gusta quedarme en lo básico y en diferentes aspectos me voy puliendo para expresarme mejor. Le doy importancia porque soy futbolista, me debo a la gente y me gusta que se me entienda cuando doy una nota. Me expreso con claridad para generar empatía, que llegue mejor el mensaje que quiero dar y que el otro me pueda comprender bien.

-¿Dijiste que estuviste a un paso de dejar el fútbol?

-Sí. Fue medio rara la situación. El año pasado, el calendario para el fútbol argentino terminó muy temprano, a eso de mediados de octubre, luego llegó el Mundial y hubo un parate muy largo en el mercado que en cierto momento se me hizo pesado. La espera se me hizo larga y al estar tanto tiempo inactivo, entrenando solo y sin tener un objetivo por delante que me motive o me llene de expectativas, se me fueron generando un poco de dudas y no sabía qué hacer. Pensaba que a mi edad era cada vez más difícil conseguir club y por algunas situaciones se me fueron cerrando puertas. Entonces, veía cada vez más lejano eso. Después de un tiempo por suerte llegó esta oportunidad de Atlanta y de varios clubes más de la segunda división argentina y obviamente cerré. Muchos se hicieron eco de que estaba sin club y me interesaba seguir jugando, entonces pusieron interés en mí, volvieron a aparecer el desafío y las expectativas y me dieron ganas de volver a integrar un plantel. Quería terminar mi carrera dentro de una cancha de la mejor manera, acompañado por mi familia y mis amigos, que fueron el pilar fundamental para que tenga esta fuerza de seguir.

-¿Así te sumaste a Atlanta?

-Sí. El proyecto y el desafío de Atlanta me gustó mucho y es un club lindo, de familia, de barrio y en franco crecimiento. Es B Nacional, que es la segunda división del fútbol argentino. Me gustó mucho la propuesta, cómo está conformado el club, sus desafíos, sus objetivos y la estructura que tiene de proyección a mediano y largo plazo. Eso me motivó a tomar la decisión de seguir jugando y poder disfrutar de lo que más amo y lo que hice toda mi vida.

-Jugaste en equipos muy grandes y hoy estás terminando tu carrera en uno que no es de la Primera. ¿Cómo manejás el ego?

-Para serte honesto y totalmente sincero, al principio fue un golpe duro y no se me hizo fácil asimilar y aceptar que tenía que jugar en la segunda. En mis 20 años de carrera profesional, gracias a Dios siempre todo fue en ascenso y soy un agradecido de haber estado en clubes de alto prestigio. Siempre en Primera división y también en el exterior, donde jugué y viví muchos años. Bajar de categoría, cuando no lo esperás o no sentís que es merecido, obviamente que al comienzo cuesta la adaptación y no es sencillo asimilarlo. Se me hizo difícil y a medida que fui conociendo el club y a mis compañeros, se me fue pasando, me fui adaptando y fui aceptando más que nada el lugar que me está tocando hoy en día. Por algo la vida me puso en este lugar para vivir esta experiencia y poder trasladar mi liderazgo, mi jerarquía y mi experiencia desde otro lugar. Me gustó el desafío y a medida que fue pasando el tiempo lo fui aceptando cada vez mejor.

-¿Ya estás pensando en tu retiro o todavía no?

-A ver: pensar así fuertemente no porque hoy tengo en mi cabeza seguir jugando. Lo disfruto mucho, me encanta ir a entrenar, la paso bien en el vestuario y en el día a día. Con esta edad, hoy disfruto más de cosas que antes cuando era chico o estaba en la vorágine no veía. No sabía disfrutar cada entrenamiento diario o un mate con un compañero; no le daba a eso el valor que le estoy dando ahora. Entonces, la parte del retiro está latente porque sé que son mis últimos años y eso lo tengo recontra claro pero está ahí, en una esquinita. Como escondido. Sabiendo que está pero que todavía no es el momento. Lo voy manejando así y disfrutando el día a día.

-¿Tenés algún plan B?

-Siempre estoy en movimiento y el año pasado, por ejemplo, hice el curso de mánager deportivo. Este año estoy haciendo el curso de director técnico, como para tenerlo también por si en algún momento me pica el bichito de dirigir. Estoy en la televisión, donde de a poco uno va abriendo nuevos caminos y le va agarrando el gustito por si el día de mañana quisiera seguir por ese lado y que la gente me conozca también. Hoy, con casi 36 años, voy pensando nuevos rumbos y todo va tomando otra importancia. Pero todo está ahí y hoy lo más fuerte sigue siendo el fútbol.

-Jugaste mucho afuera. No debe haber sido fácil el desarraigo.

-No es fácil. Todo cambio y toda movilización lleva mucho y parte me tocó soltero, sin familia y otra parte ya casado y con hijos. Ahí es aún mucho más difícil pero no nos costó porque siempre fuimos muy unidos y solidarios el uno con el otro. Me tengo que sacar el sombrero por mi mujer, que me acompañó siempre a todos lados sin una objeción, una queja o un reclamo. Siempre le puso el pecho a todo y con la mejor predisposición y energía, llevando la familia adelante y encargándose absolutamente de casi todo. En ese sentido, soy un privilegiado y un agradecido de la mujer que me tocó y la familia que armamos. Siempre me acompañaron y se adaptaron a la cultura del país que nos tocó transitar. Lo hicimos con total naturalidad y la mejor predisposición. En las adversidades nos hicimos más fuertes todavía y más unidos que nunca. Somos solidarios y todos aprendimos muchísimo.

-¿Cuánto llevás con Valentina Frías, tu mujer?

-Nueve años. Es tucumana y nos conocimos en Mar del Plata en el verano de 2014. Recién arrancaba el año, ella estaba de vacaciones con sus amigas, yo con mis amigos y nos conocimos en Samsara beach, en un boliche de la costa. Pegamos muy buena onda y pasamos los días que tenía de descanso juntos. Yo estaba jugando en Turquía y a la semana me tenía que volver, así que pasamos unos días increíbles. Nos conocimos y ahí arrancó todo. Quedamos en contacto y en relación a distancia hasta que me fui de Turquía a Brasil y seguimos todo ese año a la distancia.

-Dura la relación a distancia, ¿no?

-Sí, demasiado. Ella siempre fue una guerrera y se la bancó muchísimo. Viajó a Turquía a verme dos veces, después iba fin de semana por medio a verme a Brasil pero solo por el finde porque ella estaba estudiando Abogacía. Hizo un esfuerzo enorme, se la jugó por la relación y yo también pero ella le puso el pecho en todo sentido. Se la bancó y le puso mucho tiempo y dedicación. Así se construyó nuestra relación: al principio a distancia hasta que en 2015 quedó embarazada de nuestro primer hijo y tomamos la decisión de que se mude conmigo a Brasil y formemos una familia juntos.

-¿Tu nene nació en Brasil?

-Sí. Benicio nació en San Pablo y fue una historia muy linda, que comenzó como una aventura distinta, hermosa y hoy nos regaló dos hijos hermosos y muchos años juntos. Tenemos a Beni de siete años y a Paz, de cuatro.

-¿A qué se dedica Vale?

-En todos estos años se abocó a la familia, a ser ama de casa y mamá full time. Ahora se empezó a mover un poco en el rubro inmobiliario con una pareja amiga y se metió con una empresa muy conocida. Hizo un curso de diseño de interiores, le gusta el tema de las casas y el diseño de departamentos. Aparte es una crack en la cocina y no le gana nadie cocinando.

-¿Su mejor plato?

-Uy, qué difícil. Todo le sale riquísimo y no podría decirte uno puntual. Inventa, mete mano a todo y hace unos ñoquis rellenos espectaculares, todo tipo de pastas, pizzas, comida gourmet e inventa platos. No te podría decir uno porque es una genia en todo lo que se propone. Tiene una mano espectacular y un gusto increíble.

-¿Qué tipo de papá sos?

-Soy más cariñoso con Pachu, con la nena, que me genera un vínculo un poco más cercano y demostrativo y expresivo. Con mi hijo en este último tiempo también pero nos costó más. Me llevo bárbaro y hago planes con él pero Benicio es más de la mamá y Pachu es más mía. Me refiero a la afinidad y a la demostración afectuosa. Me llevo bárbaro con los dos y los cuatro somos una familia muy unida. Nos encanta hacer planes y en el tiempo que tenemos los disfrutamos a full a los chicos. Los días libres son ciento por ciento para ellos y Valentina es la que más se encarga de los nenes en el día a día porque en estos años es la que estuvo más en casa. Igual me involucro en los planes todo lo que más puedo.

-¿Los llevás al colegio?

-Sí, siempre que puedo, sí. Los dos somos súper presentes y estamos constantemente preguntándoles cómo les va en el colegio y si tienen algún problema. Beni el año pasado tuvo que dejar fútbol a los pocos meses porque decía que se aburría y se sentía mal porque los chicos eran más grandes que él y lo dejaban de lado. No se sentía participativo, entonces este año volvió a jugar al fútbol porque encontró a un grupito de chicos en la colonia de vacaciones con los que entabló un vínculo más cercano. Este año retomó fútbol, está súper ilusionado, se divierte, la pasa bien y yo lo acompaño. Lo llevo a los entrenamientos, lo voy a ver, lo escucho y lo apoyo. La familia es muy unida e intentamos hacer muchos planes juntos. Tenemos aciertos y errores, pero en esencia nos consideramos buenos padres.

-O sea que Benicio sigue tus pasos en el fútbol.

-Es chiquito y no lo presiono para nada. No lo obligo y cuando no tiene ganas, no va. No lo atosigo a que tiene que aprender todo ya. Dejo que él maneje sus tiempos, sus inquietudes, sus ansiedades, sus nervios y trato de ayudarlo en lo básico para que se maneje pero después me gusta que él experimente su propio momento. Si le gusta, bienvenido sea y que siga. Y si en algún momento se aburre, como le pasó el año pasado y no quiere ir más, no pasa nada y se buscará otra actividad que le llame la atención y que lo apasione.

-¿Acá cerrás la fábrica o irías por un tercer hijo?

-No, por ahora nos quedamos acá. Por muchos años estuvimos viviendo en otros países y viajando un montón y como pareja nos costó disfrutar nuestro momento y nuestros espacios. Tuvimos pocas vacaciones solos y ahora que están más grandes e independientes, preferimos seguir así. Si nos queremos ir una semanita a algún lado solos con Valen para disfrutar la pareja, podemos dejar a los chicos con los abuelos y está todo bien. Recién ahora empezamos a disfrutar y estar un poco más relajados con nuestros tiempos. Entonces, hoy en día te diría que no. Pero si el día de mañana, ya con los chicos más grandes, surge la idea de ir por un tercero, se verá y bienvenido sea. Pero hasta acá hoy te digo que estamos re bien.