Para las juventudes

Lo que hoy recordamos como La Noche de los Lápices fue otra expresión —de las más infames— del plan represivo de la última dictadura cívico-militar y eclesiástica. El 16 de septiembre de 1976, grupos de tareas de la Policía Bonaerense a cargo del represor Ramón Camps secuestraron a seis estudiantes secundarios de la ciudad de La Plata, seis adolescentes. Claudia Falcone (16 años), Francisco López Muntaner (16 años), María Clara Ciocchini (18 años), Horacio Ungaro (17 años), Daniel Racero (18 años) y Claudio de Acha (18 años). Ellas y ellos continúan, al día de hoy, desaparecidos.

En su homenaje es que, cada 16 de septiembre, conmemoramos el Día de los Derechos de los Estudiantes Secundarios.

Eran jóvenes militantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES); tenían una breve historia —no podía ser de otra manera— de compromiso, de ansia por intervenir en un mundo que demandaba de ellos todo. Vivían al pulso que, desde la década del 60, marcaban la política, las luchas emancipadoras latinoamericanas, los sindicatos, los movimientos barriales y el esplendor cultural de la época.

Con La Noche de los Lápices, a la vez que ponía en práctica su expresión más brutal, la dictadura que se instaló en el ’76 concretaba otro de sus objetivos: inocular el miedo. Ya no miedo a manifestarse, ya no miedo a pensar por fuera de lo establecido; sino el más elemental miedo a comprometerse, miedo a participar en la vida comunitaria, miedo a las otras y a los otros. Miedo a tu vecino, miedo a tus compañeros de trabajo, miedo a las y a los jóvenes.

Porque con La Noche de los Lápices, el secuestro y la desaparición de personas extendían su influjo, su amenaza y concreción, principalmente sobre las juventudes. La dictadura te hablaba con su voz más siniestra, te advertía, te señalaba el riesgo que corrías si acaso pretendías reivindicar tus derechos.

“Guardaba todos mis sueños en cajitas de cristal”, dice la vieja canción de Sui Géneris. Aquella vieja y hermosa canción forma parte del cancionero popular y generacional de los ’70. Una generación, como suele decirse, diezmada, y más de una vez muy maltratada por el peso de la historia. A esa generación pertenecen los 30 mil que hoy nos faltan, pertenecen tantas y tantos exdetenidos desaparecidos, y tantos y tantas sobrevivientes.

El Chaco no estuvo exento del avance dictatorial contra las juventudes. Carlos Rolón, Ricardo Amarilla, Julio César “Lalo” Rossi, Antonio Inocencio “el Negro” Silva fueron integrantes de la UES de nuestra provincia que al día de hoy permanecen desaparecidos. También para ellos va nuestro homenaje en este día.

Y para las juventudes de hoy, de ahora mismo, que tienen por delante un mundo complejísimo, un mundo que a veces se muestra por demás odioso y complicado. Pero tienen, sobre todo, la posibilidad de no tener miedo. La posibilidad de mirarse a la cara, de acompañarse, la posibilidad invaluable de ser sensibles y solidarios.  

*Por Mariela Quirós

*diputada provincial