Con marcas visibles en el cuerpo y una profunda angustia en la voz, Milagros, una joven oriunda de Buenos Aires que se encuentra de visita en Chaco junto a su familia, rompió el silencio tras haber sido víctima de un brutal ataque en el barrio La Toma. La agresión, según denunció, fue perpetrada por un grupo de mujeres luego de que ella pidiera a unos hombres que se drogaban frente a su casa que se retiraran.
“No sé cómo sigo viva”, repite Milagros, aún conmocionada. El hecho comenzó cuando, preocupada por los gritos y el comportamiento de un grupo de hombres en la vereda, les pidió que se alejaran para poder descansar con su bebé. Uno de ellos reaccionó violentamente y la golpeó con una botella de cerveza, según relató.
Poco después, la situación escaló de forma inesperada. “Después de que la Policía se lo llevó, aparecieron estas mujeres. No las conocía. Vinieron directo a atacarme”, explicó la joven. En un video que se viralizó en redes sociales se observa el momento en que varias personas intentan ingresar por la fuerza a su vivienda, mientras un joven la saca desesperadamente del lugar. “Si entraban, me mataban con lo primero que encontraran. Yo solo quería escapar”, sostuvo Milagros.
Su pareja, Cristian, también oriundo de Ituzaingó, Buenos Aires, agregó: “Querían prender fuego la casa. Una de ellas quiso incendiar una cortina. Esto no fue una pelea: vinieron a hacernos daño”.
Hasta el momento, Milagros no había radicado una denuncia formal, aunque adelantó que lo haría este miércoles. Explicó que el día del ataque solo pidió auxilio y que ahora teme por su vida y la de sus hijos. “El tipo que empezó todo sigue merodeando por acá, y tenía pedido de captura. ¿Cómo puede ser que esté libre?”, cuestionó.
La familia también denunció que una de las mujeres involucradas en el ataque, madre de uno de los agresores y con antecedentes, fue liberada a las pocas horas. “Ya hizo lo mismo con otra chica del barrio”, afirmó Milagros.
Además del daño físico —recibió puntos en la cabeza y la nariz, y continúa con mareos y dolores persistentes— la joven enfrenta las secuelas emocionales del ataque. “Pensé que me moría. Pensé en mi hija, en que se iba a quedar sin mamá. Eso no se me borra más”, confesó conmovida.
La situación en el barrio es de extrema vulnerabilidad, aseguran. “No hay patrulleros, nadie nos cuida. La Policía sabe quiénes son, pero no actúa. Estamos completamente solos”, denunció Cristian.
Milagros, sin embargo, se mostró decidida a buscar justicia: “No me voy a callar más. Quiero que paguen por lo que me hicieron. Si alguien quiere apoyarme, bienvenido sea. Pero yo no me pienso dejar intimidar”.
La joven y su familia piden protección urgente. “La casa quedó destrozada, y nosotros también. No podemos quedarnos esperando a que vuelvan”, concluyó Milagros, mientras intenta sobreponerse a un episodio que deja en evidencia una dolorosa combinación de violencia, impunidad y desprotección institucional.
Con información de N9