Menores de entre 12 y 14 años de un pueblo español llamado Almendralejo extorsionaron a sus compañeras de clase con fotos íntimas que ellas nunca se habían tomado.
Menores de entre 12 y 14 años de un pueblo español llamado Almendralejo extorsionaron a sus compañeras de clase con fotos íntimas que ellas nunca se habían tomado.
No se trata de un caso aislado, un simple acceso a un programa de inteligencia artificial logra este tipo de imágenes sin demasiada dificultad.
Un hecho similar se repitió en una universidad sanjuanina con un estudiante de arquitectura que subió a un sitio pornográfico fotos trucadas de sus compañeras.
¿Hasta dónde van a llegar los casos de divulgación de este tipo de material «artificial» que hoy no puede ser penado legalmente?
En un mundo donde la línea entre lo real y lo artificial se desvanece, estas herramientas creativas se vuelven una amenaza para la verdad y la privacidad.
La responsabilidad recae hoy sólo en los usuarios, pero pronto deberá regular las plataformas que ofrecen estos servicios.