Una vez más, el Consejo se mete en territorio ajeno. Poner a Almendra entre los habilitados a jugar la Libertadores desautoriza a Battaglia, quien ya aclaró que el tema no tiene vuelta atrás. ¿Por qué lo hacen?
Que Agustín Almendra integre la lista de Boca en la Copa Libertadores es un nuevo desafío del Consejo de Fútbol. Una muestra más de su autoritarismo. Sencillamente, una demostración de quién manda en el fútbol del club. ¿Asiste el derecho a Román & Cía? Claro. Después de todo, se supone que en la escala jerárquica, están por encima de Sebastián Battaglia (también de Jorge Ameal, una figura casi decorativa). Pero la decisión que toman está en disidencia con otra que tomó el propio Battaglia, quien a su vez es el jefe de Almendra, le guste o no al talentoso y díscolo volante. Dicho con otras palabras: el Consejo, una vez más, se caga abiertamente en el técnico de turno. Le lija la autoridad. Le quita peso a sus determinaciones de cara no sólo a Almendra, sino al resto del plantel. ¿Cuál es el mensaje? Hagan lo que quieran. Nosotros los indultamos.
A ver: Almendra es patrimonio del club, posiblemente una de las grandes esperanzas de entrada de dinero, pero cometió un error grosero y debe pagar por él. El otro día, el Patrón Bermúdez, en un intento de acercamiento de las partes, decía que no cree «en relaciones irreversibles» y sí cree en el «arrepentimiento del jugador». Lamentablemente para Almendra, y para la visión de Bermúdez, esto no es una iglesia ni se soluciona con diez padrenuestros y tres avemarías. No cabe acá el arrepentimiento cristiano sino una ley laica que gobierna las conductas terrenales. Con el mismo criterio, y exagerando para que quede claro, sería lo mismo que perdonar a un ladrón, a un asesino o a un violador y dejarlo libre a cambio de ese arrepentimiento. Por suerte, Almendra no robó, no mató ni violó a nadie. Pero sí le faltó el respeto a un superior, a un superior que lo cobijó y lo relanzó, dejándolo en ridículo delante de todos sus subalternos. Ni los propios compañeros bancaron la actitud de Almendra y alguno (Benedetto, un referente amado por la gente) hasta llegó a felicitar públicamente al técnico por la actitud tomada, la de separarlo del grupo como se saca de un cajón a la manzana podrida. ¿Cómo repercutirá esto en el plantel?
No es la primera vez que el Consejo se corta y toma una decisión inconsulta que perjudica a Boca. Pasó con el caso Villa (con todas la idas y vueltas a contramano del sentido común), pasó con Pol Fernández (el mismo al que luego recuperaron), con Cardona, con Buffarini, con Ábila… Hay unos cuantos ejemplos. En el pasado se perjudicó Russo, que masticó con su dentadura impoluta toneladas de indignación sin abrir la boca. Ahora lo sufre Battaglia, quien reiteró el otro día que el tema Almendra no tiene vuelta atrás y forma parte del pasado. El Consejo debería entender que indultar al jugador es sólo potestad del DT. No se puede puentear al gerente de fútbol contratado, al tipo por el que se apostó desde el desembarco en el club (siempre fue pensado como el sucesor de Miguel). Si no están de acuerdo con las decisiones de Battaglia, tendrán que hacer algo con Battaglia. Nunca desautorizarlo de esta manera, como alguna vez pasó con el microgate, el día que Román copó el vestuario y los hizo bajar a todos.
Empieza la Copa Libertadores y todos los clubes están obligados a presentar una lista de buena fe. Esta de Boca, en cambio, parece una lista de mala fe.
Antonio Serpa