La vacunación infantil es un pilar fundamental de la salud global, habiendo demostrado durante más de 100 años sus beneficios sanitarios y socioeconómicos al reducir la carga de enfermedades infecciosas. Sin embargo, a pesar de ser una de las intervenciones de salud pública con más impacto sanitario, junto al agua potable, especialistas advierten que la vacunación ha enfrentado -y enfrenta- múltiples desafíos en su implementación.
En un contexto en el que las tasas de vacunación infantil han disminuido en los últimos años , acompañando a las autoridades, especialistas en salud pública y sociedades científicas refuerzan la necesidad de optimizar las coberturas en Argentina.
Tal como sugirió la Dra. Vanesa Castellano, médica pediatra del Hospital de Niños ‘Ricardo Gutiérrez’ y Directora Médica del Departamento Científico de la Fundación Vacunar, «los avances en inmunización dependen de un compromiso conjunto entre el sistema sanitario, la comunidad y los profesionales de salud. La vacunación es una herramienta fundamental para garantizar la protección contra múltiples enfermedades y prevenir el resurgimiento de algunas que se encontraban eliminadas o controladas».
Según datos del Ministerio de Salud de la Nación, las tasas de cobertura de vacunas de calendario en Argentina en el último tiempo mostraron un descenso.En 2022, la cobertura de la vacuna pentavalente en menores de un año fue del 80% , cuando el umbral recomendado por la Organización Mundial de la Salud -para garantizar la protección de la población y evitar la reemergencia de enfermedades prevenibles- es del 95%.
La tos convulsa, también conocida como pertussis o coqueluche, es una enfermedad infecciosa aguda sumamente contagiosa de las vías respiratorias altas que afecta principalmente a niños, aunque también puede afectar a adolescentes y adultos. Sigue siendo una de las principales causas de muerte en menores de cinco años a nivel mundial.
Es altamente transmisible y ni la infección natural ni la vacunación generan inmunidad de por vida. Por lo tanto, su control a nivel poblacional requiere una alta tasa de protección inducida por la vacuna en todas las edades. Modelos epidemiológicos han demostrado que la vacunación subóptima en diferentes edades ha contribuido al resurgimiento de la enfermedad en los últimos 15 años.
«Quienes contraen la bacteria de la tos convulsa, además de las consecuencias para su salud, contribuyen a la propagación del patógeno al contagiar a otras personas de su entorno familiar, escolar o laboral, poniendo en riesgo a su comunidad. Aunque los individuos vacunados están más protegidos, en algunos casos los niños que se contagian pueden ser demasiado pequeños para recibir la vacuna, no haber completado el esquema de vacunación (incluidos los refuerzos) o, en el peor de los casos, que sus cuidadores hayan decidido no vacunarlos. Esta enfermedad puede tener consecuencias muy graves en los más pequeños. Afortunadamente, desde hace más de 10 años existe una medida de protección para este grupo en los primeros meses de vida: la vacunación de la madre con la triple bacteriana acelular (contra difteria, tétanos y coqueluche) durante el embarazo», sostuvo la Dra. Vanesa Castellano.
Brotes recientes en el Reino Unido, España y Rusia entre otros países, mostraron que la tos convulsa sigue siendo un problema de salud pública. En Latinoamérica también ha habido brotes que afectaron sobre todo a menores de seis meses , quienes tienen un mayor riesgo de complicaciones graves.
En Argentina, en CABA en el boletín epidemiológico 443, hasta la semana epidemiológica 6 de 2025 se registraron 19 casos confirmados de pertussis vs. 0 en 2024 en el mismo periodo.