Los laboratorios, que se montarán en un lapso de dos años, estarán destinados al desarrollo de investigaciones oceanográficas multidisciplinarias, con el fin de evaluar el estado de conservación de los ecosistemas marinos antárticos y su biodiversidad.
Un observatorio oceanográfico compuesto por ocho laboratorios que serán equipados, acondicionados y diseñados para investigación científica a bordo del Rompehielos «Almirante Irízar» (RHAI) fue presentado por los ministros Jorge Taiana, Daniel Filmus y Santiago Cafiero como parte de una iniciativa conjunta de los ministerios de Defensa, Ciencia y Relaciones Exteriores.
Los laboratorios, que se montarán en un lapso de dos años, estarán destinados al desarrollo de investigaciones oceanográficas multidisciplinarias, con el fin de evaluar el estado de conservación de los ecosistemas marinos antárticos, su biodiversidad y la distribución espaciotemporal de los organismos en función de los cambios asociados a procesos naturales de variabilidad climática y procesos vinculados al cambio climático y actividades humanas como las pesquerías, el turismo y la contaminación.
Las investigaciones abarcarán áreas costeras y oceánicas, así como aquellas cubiertas por el campo de hielo marino.
Además, los laboratorios estarán disponibles para otros proyectos científicos de interés que pudieran surgir en respuesta a la Política Nacional Antártica.
Las actividades del observatorio implicarán mediciones físicas y químicas continuas y en tiempo real de las masas de agua a distintas profundidades; el despliegue de equipamiento destinado a la colecta de muestras biológicas, químicas y geológicas en la columna de agua y en los sedimentos marinos; y el procesamiento in situ y/o la preservación de los materiales colectados y observaciones de aves y mamíferos marinos.
El ministro de Defensa, Jorge Taiana, sostuvo que «el anuncio de hoy constituye un avance científico muy importante y muestra que la colaboración y la sinergia entre las distintas áreas pueden generar grandes aportes para el conocimiento de la Antártida y que, además, son parte de una decisión política del Gobierno nacional de impulsar fuertemente la actividad antártica».
«Estamos iniciando el montaje de estos laboratorios en el rompehielos Irizar, estamos recuperando la Base Petrel -muy importante, ya que va a ser la entrada natural a la Antártida Argentina- y próximamente comenzaremos los trabajos de la construcción del Polo Logístico Antártico de Ushuaia. Nos encontramos desarrollando varias acciones donde tendremos más presencia en la Antártida y en toda la zona del Atlántico Sur y en las Islas. Tenemos que fortalecer más la Argentina bicontinental», añadió
Por su parte, el canciller Santiago Cafiero afirmó: «Contar con estos laboratorios del Instituto Antártico Argentino nos va a permitir a quienes estamos al frente de la política exterior tener instrumentos precisos, concretos y poder avanzar en una diplomacia también a partir de la ciencia y la tecnología, que cumplen un rol fundamental en el enclave del desarrollo productivo nacional».
«El desafío que tenemos es que cuanto más aportemos desde el Estado, más vamos a estar contribuyendo a desarrollar nuestras capacidades, en especial las que tienen que ver con las exportaciones del talento argentino», completó.
El Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, aseguró: «Realmente es decisivo para la soberanía argentina no sólo la presencia sino la investigación científica en la Antártida».
«La posibilidad que las muestras que se estén generando se puedan analizar en laboratorios dentro del mismo barco y en el mismo momento es un orgullo para los argentinos y las argentinas» en referencia al trabajo de una gran cantidad de científicos y científicas que van a vivir, a investigar y trabajar en la Antártida, subrayó.
El convenio para llevar adelante esta iniciativa fue rubricado por los ministerios de Defensa, Ciencia y Relaciones exteriores el pasado 9 de diciembre y establece que la coordinación de las acciones está a cargo de la Cancillería a través de la Dirección Nacional del Antártico (DNA) o el Instituto Antártico Argentino (IAA).
El ministerio de Ciencia financia el proyecto a través del Programa Nacional de Investigación e Innovación Productiva en Espacios Marítimos Argentinos (Promar), mientras que el ministerio de Defensa facilita la realización de los trabajos para la puesta en funcionamiento y la instalación del observatorio en el rompehielos.
Los ministros de estas tres carteras encabezarán la presentación de las nuevas instalaciones del rompehielos el próximo miércoles a las 14.30 en el Apostadero Naval Buenos Aires, Av. Antártida Argentina 1335.
El ARA «Almirante Irízar» es un rompehielos perteneciente a la Armada Argentina, construido en 1977 en los Astilleros Wärtsilä en Helsinki de Finlandia; es el rompehielos más grande de todo el hemisferio sur y estuvo fuera de servicio en reparación entre abril de 2007 y octubre de 2017 por un incendio desatado en el buque a su regreso de la Campaña Antártica de 2007.
Después del incendio el buque fue rediseñado y reconstruido en el astillero estatal Tandanor; los trabajos se extendieron más allá de las reparaciones, incluyendo el cambio de motores y generadores por otros nuevos de mayor potencia, aumento de la capacidad de transporte de personal de 245 a 313 plazas y aumento del área dedicada a laboratorios de investigación, de 74 a 415 metros cuadrados.
Plataforma de oceanografía antártica
La incorporación del equipamiento para ocho laboratorios del rompehielos «Almirante Irízar» (RHAI) consolida las capacidades de ese buque logístico para funcionar como plataforma científica durante las Campañas Antárticas de Verano (CAV), en las que podrá tomar muestras oceanogŕaficas de distintos tipos en algunos lugares que nunca antes habían sido analizados con estas tecnologías, mientras abastece las bases argentinas.
Después del incendio que el rompehielos sufrió en 2007, cuando regresaba de la Antártida, su reconstrucción incluyó una completa modernización que amplió capacidades de carga, de transporte de personal y una multiplicación del espacio destinado a la Ciencia a través de la construcción de laboratorios que comenzarán a recibir equipamiento específico a partir del acuerdo rubricado por los ministerios de Ciencia, Defensa y Relaciones Exteriores.
El licenciado en Ciencias Ambientales y doctor en Oceanografía Antonio Curtosi es el jefe del área de Investigaciones Fisicoquímicas y Ambientales del Instituto Antártico Argentino (IAA), y con más de 30 campañas antárticas de experiencia durante este verano cumplirá el rol de Jefe Científico de CAV para lo que embarcará en el «Almirante Irízar».
Curtosi afirmó en diálogo con Télam que «la incorporación del equipamiento a los laboratorios del rompehielos abre la puerta a datos oceanográficos de lugares que muy pocos países pueden alcanzar y que nos pondrían junto a algunos programas europeos a la cabeza de la investigación internacional».
El investigador sostuvo que «el ‘Irízar’ es un rompehielos logístico y mientras Argentina no disponga de otro buque capaz de cumplir con la vital tarea de abastecer las trece bases antárticas, los refugios y los campamentos científicos, la ciencia que vamos hacer abordo es una ‘Ciencia de Oportunidad’, tomando muestras durante su navegación; y eso nos va a dar posibilidades de muestrear entre otras cosas el sector más remoto del Mar de Weddell que es de muy difícil acceso y donde todos los veranos el rompehielos debe abastecer la base Belgrano II».
También destacó que «poder hacer oceanografía a bordo del Irízar nos va a dar oportunidades únicas; en zonas donde una barrera de hielo se retira y desobstruye la superficie del mar por primera vez en muchísimos años se puede investigar un cuerpo de agua que nunca antes había sido muestreado, y esos datos pueden ser muy importantes para evaluar el impacto del Cambio Climático».
Curtosi consideró que «la Antártida es un laboratorio natural porque es lo más cercano que tenemos a poder apreciar al planeta en su estado ideal con la menor intervención humana posible; conocer la Antártida es vital porque sus aguas superfrías son las que forman las corrientes oceánicas y su monitoreo nos permite comprender mejor los cambios en el planeta».
En su reconstrucción, el Irízar pasó de 70 a más de 400 metros cuadrados de laboratorios en los que se construyeron mesadas, nuevos sistemas de obtención de muestras de agua de mar, se modificó el buque para facilitar las tareas científicas y «restaba la incorporación del equipamiento para los laboratorios con la que se va a avanzar a partir del convenio entre los ministerio de Ciencia, Defensa y Relaciones Exteriores», resaltó.
El investigador contó que «la oceanografía tiene cuatro ramas de investigación, la biológica, la geológica, la química y la física; antes del incendio del 2007 a bordo del rompehielos podíamos hacer algunos trabajos de oceanografía física, pero cuando el Irízar se incendió gran parte del equipo científico se perdió y lo que quedó fue trasladado al buque oceanográfico ‘Puerto Deseado'».
El jefe de los investigadores destacó que rn la primera etapa del reequipamiento de los laboratorios del rompehielos se va una sonda de conductividad, temperatura y profundidad (CTD) para tomar muestras de agua a distintas profundidades y hacer registros de temperatura y salinidad.
«También sumaremos sensores para medir la presencia de clorofila y el oxigeno disuelto en el agua», adelantó
Curtosi remarcó que «esto va a permitir que midamos muchos parámetros fisicoquímicos a través de los muestreos de agua de mar de los que vamos a poder hacer su caracterización y también conservarlos en freezers especiales a 80 grados bajo cero para que no pierdan ninguna de sus propiedades y pueden después ser analizados en laboratorios en Buenos Aires».
A bordo del rompehielos también se realizarán monitoreos de contaminación marina, bacteriología y características físicas del agua.
En la segunda etapa del equipamiento de lo laboratorios del Irízar, se sumarán «nuevas herramientas para diversas tareas y está supeditada a la aprobación del financiamiento que estaba incluido en el presupuesto nacional 2022 que recientemente fue rechazado en el Congreso», completó el investigador.