Tras varios días internado en el Sanatorio Austral, Santiago Fredes, entrenador de Luján y exjugador del ascenso, murió a los 35 años a causa del síndrome de Guillain-Barré.
Sigue la conmoción en el fútbol argentino por la repentina muerte de Santiago Fredes, el entrenador de Luján, a los 35 años, que fue diagnosticado con muerte cerebral tras la internación a la que fue sometido la semana pasada.
El joven DT había comenzado con un malestar repentino luego del amistoso que su equipo del ascenso disputó ante JJ Urquiza. En ese marco, por un cuadro neurológico llamado síndrome de Guillain-Barré (SGB) debió ser ingresado de urgencia al Sanatorio Austral de Pilar.
Este martes, a través de un comunicado, la institución informó el deceso de quien también se desempeñó como futbolista en distintos clubes como Flandria, Defensores Unidos y Excursionistas.
El comunicado de Lujan por la muerte del DT Santiago Fredes
El Club Luján comunica con profundo dolor y tristeza que nuestro director técnico Santiago Fredes ha sido declarado con muerte cerebral.
El Pulga nos deja una huella imborrable como jugador, entrenador y formador, pero sobre todo como estandarte de los valores que Luján pregona.
Será recordado como una persona que, como cada uno de nosotros, llevó a Luján muy fuerte en el corazón. Su entrega, su pasión, su sentido de pertenencia y su calidad humana quedarán guardadas para siempre en la memoria y cariño de toda la gente que lo conoció.
Acompañamos a la familia y a sus seres queridos en este momento de enorme dolor. Pedimos mantener un espacio de respeto y comprensión para la familia en estos momentos.
Qué es el síndrome de Guillain-Barré, la enfermedad que causó la muerte de Fredes
El síndrome de Guillain-Barré (SGB) es una enfermedad autoinmune poco frecuente que afecta al sistema nervioso periférico. Ocurre cuando el sistema inmunológico del propio cuerpo comienza a atacar los nervios, provocando inflamación, pérdida de fuerza, alteraciones en la sensibilidad e incluso parálisis.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor del 30% de los pacientes necesita cuidados intensivos debido a las complicaciones respiratorias que puede generar la enfermedad. A pesar de recibir atención médica adecuada, entre el 3 y el 7% fallece por consecuencia del cuadro.
La afección puede presentarse días o semanas después de una infección viral o bacteriana, como una gripe o una gastroenteritis. En algunos casos, también se han registrado desencadenantes como intervenciones quirúrgicas. Los especialistas remarcan que la aparición posterior a una vacuna es excepcional, y que el riesgo es muy inferior al que representa contraer una infección.
Los primeros síntomas suelen ser debilidad en las piernas, hormigueo o entumecimiento. Esa debilidad puede avanzar hacia los brazos y el torso en cuestión de horas o días, lo que se conoce como parálisis ascendente. Si la inflamación compromete los nervios que controlan la respiración, puede requerirse asistencia mecánica inmediata.
El diagnóstico se realiza a partir de una evaluación neurológica y puede complementarse con estudios como punción lumbar o electromiografía, aunque los especialistas advierten que el tratamiento no debe demorarse por la realización de estas pruebas.
Actualmente no existe una cura, pero hay terapias que reducen la gravedad del cuadro y acortan el tiempo de recuperación. Los tratamientos más utilizados son la inmunoglobulina intravenosa y la plasmaféresis, que actúan para detener el ataque del sistema inmunitario. La mayoría de los pacientes requiere internación y un seguimiento constante para evitar complicaciones rápidas.
