La Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) se reunirá el martes y el miércoles en Washington, con el objetivo de subir su tasa de interés de referencia en 100 puntos básicos, para intentar dar un fuerte freno a la tasa de inflación que se disparó por encima del 9% en el país del Norte.
La semana pasara, el Banco Central Europeo incrementó en 50 puntos básicos la tasa, la primera suba en 11 años, por encima de la previsión inicial que daba cuenta un aumento de 25 puntos básicos.
La FED ya ajustó la tasa de interés en tres oportunidades durante este año y no logró neutralizar la suba de precios, motorizada por el alza del precio de la energía y los alimentos.
Mientras la mayoría de los operadores se pronuncia por un ajuste de 75 puntos básicos, los grandes bancos de inversión estiman que la FED irá por 100 puntos básicos, para dar una señal fuerte de que busca controlar la suba de precios de una manera frontal, aun cuando esto afecte la liquidez del mercado y la capacidad prestable de los bancos.
Paralelamente, el organismo monetario, en principio, continuaría con la devolución de los títulos que tuvo que rescatar de los bancos cuando tuvo que asistir a las entidades financieras en el inicio de la pandemia.
El programa de la FED establece que devolverá a los bancos los títulos públicos de su cartera por unos 35.000 millones de dólares por mes y reintegrará hipotecas por unos 17.500 millones de dólares mensuales, en un intento por poner en orden su balance que muestra un rojo de unos 9 billones de dólares.
Para el economista Mohamed El-Erian, presidente del fondo de inversión Gramercy y asesor del grupo Allianz, lo más preocupante será «la falta de liquidez, lo cual constituye un gran riesgo para los mercados. Estamos empezando a ver que los mercados se quedan sin financiación. La emisión en junio fue muy baja y las empresas se han quedado sin financiación», dijo a la agencia Bloomberg.
El-Erian afirmó que «la FED intensificará su programa de suba de tasas, lo cual aumentará la posibilidad de una recesión y dificultará el acceso de las empresas a más financiación».
El CEO del J.P.Morgan, Jamie Dimon, alertó que «los riesgos de que los Estados Unidos entren en recesión están «más cerca de lo que estaban antes. El destino de la economía dependerá en gran medida de la rapidez con la que la FED suba los tipos de interés, que se comen los ingresos de las empresas, para combatir la creciente inflación».
Dimon señaló que «la inflación está cerca de tocar techo y luego los precios podrían empezar a descender, pero es difícil hacer previsiones. En los últimos años, se han inyectado los mayores estímulos monetarios y fiscales que el mundo haya visto en su historia. Es complejo adivinar las consecuencias a corto plazo de esas políticas. Lo que sí parece estar más claro es que la inflación no es transitoria. Los salarios están subiendo y los precios de las casas también».
El ejecutivo explicó que «siempre he pensado que la política de tipos de interés cero era una mala idea. Tiene muchos efectos perjudiciales. Por otro lado, la compra de deuda pública tiene claros efectos inflacionarios, muchos más que un simple programa de quantitative easing».
El gobernador de la FED, Christopher Waller, dijo días atrás que aprobaría «un aumento de la tasa de interés a corto plazo en un punto porcentual, si los próximos datos económicos muestran un aumento sólido del gasto de consumo».
La última vez que la Fed aumentó su tasa en un punto fue en 1981.
En una conferencia en Idaho, Waller dijo que apoya un aumento de 75 puntos básicos pero si se muestra que hay indicadores de aumento del gasto de los consumidores, me inclinaría por un aumento mayor» de la tasa.
El mismo presidente de la FED, Jerome Powell, en su última audiencia en el Capitolio, no descartó una suba de 100 puntos básicos.
Cuando un miembro de la Comisión de Banca del Senado le preguntó si la FED podría aumentar las tasas hasta en 100 puntos básicos en una sola reunión, Powell dijo que nunca sacaría nada de la mesa y que las autoridades tomarán las medidas necesarias para «restaurar la estabilidad de precios», al tiempo que advirtió que puede haber «otras sorpresas».