Reserva Santa Catalina: consideran viable la «restauración pasiva» de bosques nativos

Investigadores de la UNNE que llevan a cabo el relevamiento de árboles de la reserva Santa Catalina de la ciudad de Corrientes, consideran que, pese al importante grado de degradación ambiental, se observa una importante riqueza de especies que sustentaría estrategias de «restauración pasiva», dejando las intervenciones más activas de recuperación, como implantación de plantines, para las áreas más dañadas del sitio.

La «Reserva Natural Santa Catalina» está conformada por 95 hectáreas en la periferia de la ciudad de Corrientes y el sitio registra un marcado proceso de degradación ambiental por ocupación de asentamientos humanos y principalmente por actividades productivas.

En esa línea, la creación de la reserva apunta estratégicamente a la recuperación de los bosques nativos y volver a potenciarlo a futuro como punto de biodiversidad para la zona cercana a la capital provincial.

Desde el campo de la ciencia, el proyecto de promoción y recuperación de la reserva natural cuenta con la participación de investigadores de la UNNE y otras instituciones científicas,  entre ellos un equipo científico conformado por miembros del Instituto de Botánica del Nordeste (IBONE, UNNE-CONICET) y de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Agrimensura de la UNNE, quienes tienen a su cargo en una primera etapa la realización de relevamientos para el «inventario forestal» del predio protegido.

«La Reserva Natural Santa Catalina tiene un gran potencial de recuperación, allí están representados los distintos ambientes de Corrientes, salvo aquellos ambientes propios de los humedales del Iberá, y la riqueza de especies es destacable» señaló Roberto Salas, investigador del IBONE y FaCENA, y referente del equipo de investigadores a cargo del inventario forestal que viene trabajando en el predio natural en articulación con la Municipalidad de Corrientes.

En diálogo con el Departamento de Comunicación Institucional del Rectorado de la UNNE, Salas expuso algunas de las observaciones y conclusiones extraídas en casi un año de trabajo en la reserva natural, junto a otros investigadores como Walter Medina y Nicolás Niveiro, también del IBONE y FaCENA.

Principales observaciones

Según los relevamientos, en el predio se encuentra una riqueza de especies y recursos genéticos de importancia, y hasta la actualidad se pudieron registrar más de 65 especies de árboles, maderables y no maderables.

Al respecto, el investigador destacó que los inventarios forestales relevan generalmente árboles maderables, o de mayor aprovechamiento productivo, y en el actual estudio se incluyen todas las especies, pues las «no maderables» cumplen múltiples funciones en el ecosistema, lo que torna relevante su registro.

Sostuvo que la mayoría de las especies de árboles registradas hasta el momento están bien representadas en los bosques de la reserva, lo cual expone el potencial de recuperación del ambiente.

«Si bien la reserva atravesó un proceso de franco decaimiento de su composición específica, aún tiene importantes valores para conservarlos» expresó.

Detalló que en el predio se registró a lo largo del tiempo una extracción selectiva de la madera de alta calidad como quebracho colorado, como urunday, guabiyú, alecrín, curupai, entre otras, y en la actualidad se observan gran cantidad de árboles cortados en la base.

Esa extracción selectiva modificó la estructura del ambiente, no obstante, la riqueza de especies que está presente permite promover una restauración pasiva, y de esta manera direccionar los recursos hacia otras actividades que mejoren la accesibilidad a la reserva.

Justamente es la recomendación que hacen los investigadores de la UNNE para la reserva, una restauración de especies de tipo pasiva, sin seguir agregando plantines con más especies o ejemplares, pues la riqueza genética está presente y la inclusión de ejemplares provenientes de otros ambientes podría generar resultados no deseados y afectar dicha riqueza. La mayoría de los plantines agregados perecieron, debido a que algunas especies (aun siendo nativas) no encontraron las condiciones para prosperar.

La recuperación pasiva debe complementarse con acciones de contralor para evitar que se sigan produciendo daños en el ambiente que afecten la aparición de renuevos y crecimiento de especies.

Además, la reserva formará parte de la Red Argentina de Parcelas Permanentes de Bosques Nativos, para un monitoreo prolongado en el tiempo, lo que de concretarse permitiría tener una idea más acabada de cómo actúa este tipo de bosques en el balance global de la captura de carbono.

Para los investigadores, sí se considera factible una estrategia de recuperación más activa, con implantación de plantines, en las áreas más afectadas, completamente modificadas por la degradación.

Además, una de las estrategias propuestas es la instalación de «perchas artificiales», que son lugares donde se posen las aves, hagan sus depósitos de semillas y puedan dispersarlas, generando así una recuperación del ambiente.

Salas explicó que la utilización de perchas artificiales se está implementando en distintos lugares para recuperación de ecosistemas, y sería factible poder usarlas en Santa Catalina en las áreas más dañadas.

Sostuvo que se podría además constituir zonas «buffer» o de amortiguamiento, en los sectores cercanos a los límites de la reserva, para no generar una discontinuidad de ambientes, árboles y demás vegetación, entre la reserva y la zona cercana no protegida, en especial la urbanizada.

Como sustento a las acciones a implementar, el Dr. Salas resaltó que «en un año de proteger el lugar, por decisión del Municipio, fue mucho lo que se logró, y los resultados podrían mejorarse gracias a las distintas acciones de manejo que están surgiendo de los distintos estudios científicos que se llevan a cabo en la reserva»

Tipos de ambientes
Sobre los ambientes observados, señaló que en la reserva hay bosques higrófilos, pastizales, bosques mesófilos que raramente se inundan y tienen las especies de mayor calidad forestal y que fue donde se concentró la deforestación.

Al estar relacionado a cuerpos de agua hay vegetación que está íntimamente con los cuerpos de agua, que son los bosques fluviales, bastante dinámicos, de amplia distribución, que dependen del cuerpo del río, con presencia de especies como Ingá o sauce, con bastante interacción con animales, como aves, y que aportan alimento para mamíferos, e incluso para peces.

Según explicó el investigador de la UNNE, en la reserva la mayoría de las especies presentes son “arboles de madera blanda”, que tienen menor captación de carbono del ambiente, y de allí la importancia de promover una recuperación de otras especies “de madera dura” que a futuro incrementarían el nivel de captación de carbono de la reserva, un factor clave en materia ambiental y en el esfuerzo de mitigación de cambio climático.

Por otra parte, en los relevamientos realizados se estudió si los pastizales de la reserva son naturales o íntegramente implantados.

Al respecto, por la presencia de especies típicas de los pastizales naturales, los investigadores concluyeron que en Santa Catalina existen áreas de pastizales naturales, cuyo intercambio de carbono con el ambiente es mucho más dinámico que otros ambientes.

En relación a la importancia de identificar pastizales naturales en la reserva, el Salas explicó que los pastizales ubicados sobre las lomadas arenosas representan uno de los ambientes más particulares de Corrientes, más que los bosques, y allí se encuentran las especies vegetales más raras o exclusivas de la provincia.

«Que estén presentes en Santa Catalina es de relevancia para su conservación».

Asimismo, los investigadores destacan haber encontrado en la reserva ejemplares de la palmera «Butia paraguayensis» o «Yatay Poñi», una reconocida palmera con área restringida de distribución y que en Argentina se encuentra bien representada en la provincia de Corrientes.

La importancia de la palmera Yatay Poñi (pariente cercana de la reconocida palmera Butia Yatay), radica en que en su hábitat también se encuentran las especies endémicas y/o más exclusivas de la provincia de Corrientes.

Por otra parte, en el relevamiento en Santa Catalina se incluyó además el registro de hongos, teniendo en cuenta que la estructura de los bosques y posibilidades futuras de conservación tienen estrecha relación con los hongos, y su conocimiento aporta al estudio del ecosistema general.

En ese sentido, con estudios a cargo del Dr. Nicolás Niveiro, se hizo un listado de las especies de hongos que se encuentran en la reserva, entre hongos comestibles y algunos muy tóxicos, y se están planificando actividades para difundir la relevancia de este recurso en la biodiversidad.

Sería una de las primeras áreas protegidas con inventarios de Funga (término referido a la comunidad de hongos)