Lamentablemente ayer había sido enterrada su mamá y esta mañana, con la angustia a cuestas, quiso llevarle unas flores: «El lugar donde estaba era muy angostito y a oscuras».
Sandra tiene 54 años y lamentablemente acaba de perder a su señora madre. Con toda la angustia lógica del caso, con ese mundo de sensaciones inexplicables que nos golpea en la vida, Sandra fue este viernes al cementerio del Oeste a visitarla por primera vez después del entierro que se llevó a cabo ayer jueves.
“Es la única familiar que tenía: no tiene marido ni hijos y con esa angustia que tenía se fue a visitarla al cementerio. Lamentablemente, al buscarla, se equivocó de nicho: empujó la puerta, no había luces, adentro estaba vacío y cayó a un foso de tres metros”.
Inimaginable es pensar en lo que vivió Sandra durante ese momento: “Los serenos del cementerio estaban haciendo la última ronda de rutina antes de cerrar al mediodía. Nos decían: ‘Escuchamos los gritos y fuimos a verla. La encontramos de milagro porque si no la escuchamos, la señora podría haber estado ahí hasta mañana”.
“La señora estaba asustada. Le inmovilizaron con el pie ya que estaba con el cuerpo caliente: cayó parada y sus pies amortiguaron la caída. Aún así sufrió la fractura del tobillo derecho. Estaba muy nerviosa, imaginate, en un sótano, a oscuras, con la única luz que ingresaba a través de las puertas».
«El lugar donde estaba era un lugar angostito y por eso, después de los primeros auxilios del 107, de lograr estabilizarla, asistirla, contenerla, calmarla, entablillarla, llegaron los Bomberos y la trasladaron al Hospital Padilla”.