El licenciado en Economía consideró que, en esencia, «el Fondo Monetario Internacional es el mismo de siempre», con lo cual, es esperable que pida avanzar con la reducción del gasto público, devaluación y la reforma laboral y previsional. El caso portugués marca un camino, mientras el país busca lograr el respaldo de Estados Unidos.
El licenciado en Economía, Rubén Serruya, se refirió a la negociación que los técnicos del Ministerio de Economía encaran en Estados Unidos en el marco de lo que será un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y advirtió que «el miedo es que el organismo comience a requerir las rectas de siempre que son el ajuste del gasto público, devaluación, reforma laboral y previsional».
El especialista remarcó que Argentina no solamente se está buscando un respaldo de los países subdesarrollados, que ya han tomado deuda con el FMI, sino también se espera el apoyo de los Estados Unidos, único país con derecho veto de todo tipo de acuerdos que se alcancen con el organismo supranacional porque es un accionista mayoritario.
«Se dijo en muchas circunstancias que el actual es el Fondo Monetario Internacional ha cambiado, pero en realidad, en esencia, es el mismo», consideró.
Esta semana, el equipo técnico de Ministerio de Economía de la Nación estuvo en Washington delineando la forma en que llevará adelante los acuerdos y una de las cuestiones discutidas fue el gasto público. «El FMI plantea que hay que reducirlo pero en el Ministerio de Economía creen que esto es imposible, en un contexto como el actual, con reactivación económica donde se hacen necesarias las políticas públicas y los programas de Educación, Salud, Vivienda, trabajo y seguridad», planteó.
El caso portugués
El economista reconoció que en el caso de Portugal hay un antecedente que puede marcar una dirección. En 2011, el país por entonces al mando de Pedro Coelho llegó a un acuerdo con facilidades extendidas, tal como el que hoy negocia Argentina.
En ese momento, fue por 38.000 millones de dólares, con el objetivo de reducir el déficit y el endeudamiento; pero el acuerdo fue llevado adelante con políticas de ´austeridad´que se plasmaron en recortes de salarios, despidos masivos en el sector público, suspensión del aguinaldo para los empleados públicos.
Para el 2012, la pobreza y el desempleo se incrementaron en el país, por la aplicación de estas medidas de siempre, y el rechazo que generaron permitieron acceder al poder al socialista Antonio Costa, quien implementó un aumento de pensiones y reducir impuestos; es decir, medidas contrarias a las propuestas por el FMI.
En síntesis, Serruya consideró que lo que hace falta en Argentina, en contraposición a las recetas tradicionales del FMI, «es una reforma impositiva integral y la modificación de la Ley de Entidades Financieras, que data de 1977». «Estas dos cuestiones, se pueden y se deben plantear en la negociación, así como lo hizo Portugal, cuando redujo los impuestos, aumentó las pensiones y hubo un impulso al Turismo; y así, con todas las medidas que iban en contra de los requisitos del Fondo, logró cancelar la totalidad de al deuda con el organismo», remarcó.
En esa línea, marcó que «no es cierto que la única forma de llevar adelante un acuerdo es con el ajuste, sobre todo teniendo en cuenta el contexto nacional, donde la reactivación económica debe ser apuntalada con más inversión pública, más empleo y recupero del poder adquisitivo de los salarios».