Este jueves la vicepresidenta, Cristina Kirchner, volvió al Senado para presidir la sesión de esta tarde en el Congreso de la Nación. En el temario se encuentran proyectos de “consenso”, pero por el tenso clima entre el oficialismo y la oposición se están desarrollando fuertes cruces.
Tras los enfrentamientos en Recoleta los legisladores hicieron “catarsis” por los episodios de los últimos días al inicio de la sesión del Senado, pero la vicepresidenta ya no estaba presente: a los pocos minutos de abrir la sesión se retiró del recinto y dejó la conducción en manos de la presidenta provisional del Senado, Claudia Ledesma Abdala.

Antes de que hablara el primer opositor, Cristina Kirchner dejó el recinto. Solo unos minutos después de haber iniciado la sesión, la Vicepresidenta salió del recinto y quedó a cargo Claudia Ledesma Abdala.
Su salida fue tras la intervención de la senadora cordobesa Alejandra Vigo, primera oradora de la jornada. Ledesma Abdala, al mando, le otorgó el turno luego a Martín Lousteau.
Me asombra la falta de reacción del Gobierno nacional, a través de su ministerio, en negar y soslayar el desastre en el que está sumergido el sector”, denunció Vigo al inicio de la sesión del Senado, al presentar una cuestión de privilegio contra Alexis Guerrera, ministro de Transporte de la Nación.

En la previa de la sesión, Cristina recibió en su despacho al Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y la agradeció su “solidaridad”. Luego tenía previsto mantener otras reuniones privadas.
En el recinto, los apuntados por el oficialismo fueron el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, por el operativo policial del fin de semana; la titular del PRO, Patricia Bullrich, por sus tuits sobre el tema y contra la vicepresidenta; y el fiscal Diego Luciani, quien pidió 12 años de prisión contra Cristina en la causa Vialidad.
El porteño Mariano Recalde denunció una “tentativa de aislar a la vicepresidenta, de encerrarla de facto en su domicilio” con el fin de “mostrar autoridad”, pero advirtió que “les salió el tiro por la culata” porque eso “generó el efecto contrario”.
Este jueves la vicepresidenta, Cristina Kirchner, volvió al Senado para presidir la sesión de esta tarde en el Congreso de la Nación. En el temario se encuentran proyectos de “consenso”, pero por el tenso clima entre el oficialismo y la oposición se están desarrollando fuertes cruces.
Tras los enfrentamientos en Recoleta los legisladores hicieron “catarsis” por los episodios de los últimos días al inicio de la sesión del Senado, pero la vicepresidenta ya no estaba presente: a los pocos minutos de abrir la sesión se retiró del recinto y dejó la conducción en manos de la presidenta provisional del Senado, Claudia Ledesma Abdala.

Antes de que hablara el primer opositor, Cristina Kirchner dejó el recinto. Solo unos minutos después de haber iniciado la sesión, la Vicepresidenta salió del recinto y quedó a cargo Claudia Ledesma Abdala.
Su salida fue tras la intervención de la senadora cordobesa Alejandra Vigo, primera oradora de la jornada. Ledesma Abdala, al mando, le otorgó el turno luego a Martín Lousteau.
“Me asombra la falta de reacción del Gobierno nacional, a través de su ministerio, en negar y soslayar el desastre en el que está sumergido el sector”, denunció Vigo al inicio de la sesión del Senado, al presentar una cuestión de privilegio contra Alexis Guerrera, ministro de Transporte de la Nación.
En la previa de la sesión, Cristina recibió en su despacho al Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y la agradeció su “solidaridad”. Luego tenía previsto mantener otras reuniones privadas.
En el recinto, los apuntados por el oficialismo fueron el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, por el operativo policial del fin de semana; la titular del PRO, Patricia Bullrich, por sus tuits sobre el tema y contra la vicepresidenta; y el fiscal Diego Luciani, quien pidió 12 años de prisión contra Cristina en la causa Vialidad.
El porteño Mariano Recalde denunció una “tentativa de aislar a la vicepresidenta, de encerrarla de facto en su domicilio” con el fin de “mostrar autoridad”, pero advirtió que “les salió el tiro por la culata” porque eso “generó el efecto contrario”.
“Esta es una policía política y una fuerza de choque del macrismo para perseguir a los que piensan distinto y reprimir la protesta social. Los porteños la conocemos muy bien”, alertó el camporista.
Por otra parte, el más duro contra Luciani fue el rionegrino Martín Doñate, quien además es integrante del Consejo de la Magistratura.
“Con un show mediático patético, escalofriante por la inconsistencia de los argumentos, sobreexcitado, a los gritos, con ensañamiento y odio, Luciani ha puesto al sistema penal y a la Justicia argentina en la escala más baja de consideración de nuestra sociedad”, sostuvo Doñate.
El senador insistió con que “pidieron un año de condena por cada año de gobierno kirchnerista” y finalizó: “Los Luciani, los Mola y todo lo que ellos representan están condenados a sufrir a perpetuidad el amor de la gente”.