En una carta a su esposo Emerenciano a la cual accedió Diario Chaco y que tiene fecha del pasado 14 de julio, la mujer habló de su estado de salud, pensamientos y la protección que buscó darle a su hijo tras el femicidio de Strzyzowski.
Marcela Acuña, madre de César Sena, le escribió una carta a su esposo Emerenciano desde su lugar de detención en la Comisaría Sexta del barrio Santa Inés, donde amenazó con quitarse la vida, incriminó a su hijo y dio instrucciones medicinales a su pareja.
La misiva, data del pasado 14 de julio. En la misma, Acuña le pide a su esposo: «Te pido que tengas la valentía de siempre, la que enseñaste y que hoy me mantiene firme en mis convicciones y en el amor».
Respecto a su hijo, la mujer dijo que piensa en César continuamente: «Me siento muy triste. Pienso en César, en todo lo que estará pasando y sufro mucho. Pero dejo en manos de Dios y la Virgen, que me lo cuiden hasta que pueda salir de aquí».
En este sentido, volvió a pedirle a su esposo: «Si salís antes no lo abandones. Está muy solo y tengo miedo de que atente contra su vida. Sólo quiero decirte que todos los días tomalos como una victoria contra la muerte. Sonreí, rezá, soñá, movete y aliméntate, tu pastilla tomala con la comida, con la cena, no antes ni después».
Acuña le informó a Emerenciano que mandó a «Caro» para que le lleve té de valeriana con el objetivo de tranquilizarlo por sus propiedades digestivas y relajantes. «No abuses, tomá antes de dormir, después de la cena o almuerzo», dijo.
Sobre su estado de salud y cómo pasa los días detenida, Acuña confesó: «Hoy me levanté muy mareada. Se me mueve todo. No quiero decir nada porque me llevan al hospital y me pasean como una delincuente. Nunca me sentí así, debe ser que estoy leyendo mucho. Sos mi horizonte, te quiero en libertad, aunque yo no salga. Vos sos mi líder, nunca te lo dije, pero bueno, siempre fue así. Siento que te fallé por cubrir a César y no puedo vivir con eso. Si no salís, no sé qué va a pasar conmigo. Mi fuerza sos vos, y ayudar a mi hijo».
Luego, continuó con sus críticas hacia el fiscal Jorge Cáceres Olivera, y relató: «Aquí estoy más o menos, el fiscal me hostiga y usa a los policías; me hace lo de César, me saca horas y días de visita, no puedo salir al patio, uso restringido del celular, no me permiten tener silletas, me sacaron cordones de mis buzos; llamo diez veces para ir al baño, o me dejan entrar un MP3 con auriculares que tiene música nomas; es a propósito para que escuche gritar toda la noche. Me baño con agua fría. Todo es parte del hostigamiento. Pero me la banco, escribo, hago actas que hago firmar a los oficiales y voy juntando. Algún día las haré público».
Acuña dijo que sólo le permiten ser visitada por «Caro», su hermana Patricia y ocasionalmente por su hija Paula. Por ello, se quejó incluso del régimen de visitas que mantienen con César Sena: «Nadie va a verlo a César. Le pedí a mi abogado y a Ozuna; es mi hijo, vos sabes lo que significa César para mí, sabes de los afectos, tenes la bendición de tus otros hijos que te visitan y te quieren mucho, y eso es valorable. Te da fuerza y vas a salir adelante. Yo no tengo a nadie, y mi hijo está preso, el único que tengo y amo. Sabes cómo duele, hasta he llegado a pensar que, si le pasa algo, yo me voy con él, ya no me quedará nada, como cuando lo perdí a Eneas».
Luego, Acuña le volvió a insistir a su esposo que «valore» sus «afectos» ya que, considera, se trata de una oportunidad brindada por Dios. «La mereces, porque sos una gran persona y este no es el final, es el nuevo comienzo de la nueva oportunidad en tu vida, y si sos feliz, yo seré feliz siempre. No bajes los brazos, no te rindas, no duermas la siesta así dormís de noche», escribió.
Por último, sentenció: «Escribí, copia, así mejoras tu ortografía. Ojalá pronto llegue tu libertad. La mereces. Yo no, yo lo cubrí a César, lo protegí, te oculté para no involucrarte y salió todo mal, y mucha gente inocente está presa empezando por vos. Esa carga también me mata por encubrir a mi hijo. Quizás Dios me escuche y me bendiga, o bien me haga ver la realidad. Dejo en manos de él, hoy la prioridad es tu libertad. Te amo mucho, mucho. Marcela».
Fuente: D.Ch