«Tarde o temprano nos convertiremos en cyborgs», opina el experto en digitalización Andrea Renda

 (Por Laura Capriata) El cientista social italiano experto en digitalización Andrea Renda consideró que «tarde o temprano nos convertiremos en cyborgs», un camino que se inició desde que comenzamos a usar «el smartphone como una extensión de nuestro cerebro», ya sea como memoria adicional o buscador de información.

En una entrevista con Télam, el jefe de Gobernanza Global, Regulación, Innovación y Economía Digital del Centro Europeo de Estudios Políticos y Sociales (CEPS) con sede en Bruselas, habló de los efectos de la pandemia de coronavirus en el proceso de digitalización, la importancia de resguardar nuestros datos personales, el Metaverso, y el futuro del trabajo y la educación.

Renda estuvo este mes en Buenos Aires, invitado por la delegación local de la Unión Europea para disertar sobre «Democracia, Pluralismo y Revolución Digital», y aprovechó su viaje para encabezar el conversatorio «Revolución digital en la cultura, el trabajo y los Estados», organizado por el Consejo Económico y Social (CES) de la Nación, realizado en la Casa Rosada.

Con una agenda apretadísima y convocado por todo el que se enteraba de su llegada al país, también dialogó con funcionarios porteños, empresas y embajadas, con quienes analizó el futuro y cómo deben prepararse los países para los desafíos que traerá aparejado.

-Télam: ¿Qué efectos tuvo la pandemia como acelerador de la digitalización? ¿Fueron más los puntos negativos o los positivos?

-Andrea Renda: La pandemia nos obligó a entrar en un proceso de transformación digital para el que claramente no estábamos preparados. Por un lado, esto es bueno: muchos gobiernos y empresas han tenido que acelerar su modernización y su adopción de tecnologías digitales; por otro lado, muchos países y muchas empresas carecen de las habilidades necesarias, y no saben cómo cambiar su modelo de negocio para acompañar el cambio masivo que impone la transformación digital. Si agrega que gigantes digitales como Amazon y Apple han visto cómo su crecimiento se ha disparado, y muchas empresas más pequeñas han sufrido debido a la pandemia, el impacto general tiende a volverse negativo. Y si además agrega que estos gigantes, así como muchos gobiernos, han descubierto que las tecnologías digitales pueden usarse para controlar a la población, hay motivos para preocuparse.

-T: En sus entrevistas siempre dice que el ciudadano hoy no tiene control sobre sus datos personales. ¿Cómo se resuelve?

-AR: No es fácil. Solo la tecnología puede resolverlo mediante el desarrollo de aplicaciones que permitan a los ciudadanos/consumidores mantener un control constante sobre quién almacena y procesa sus datos, y retirar su consentimiento cuando el procesamiento de datos ya no sea necesario. Los protocolos tecnológicos como MyData, IHAN o Solid van en esa dirección, pero necesitan el apoyo de un marco de políticas que esté actualizado con las tecnologías digitales modernas, incluida la IA (inteligencia artificial). Una tecnología prometedora para este propósito es la blockchain, en forma «permisionada» (del término inglés «permissioned») con unos pocos nodos imparciales encargados de supervisar el mercado y validar las transacciones.

-T: ¿A qué nivel cree que llegará el desarrollo de una tecnología donde se mezclarán realidad y virtualidad, como la que acaba de anunciar Metaverso?

-AR: Tarde o temprano nos convertiremos en cyborgs. Hasta cierto punto, ya comenzamos. ¡La mayoría de nosotros vivimos con su smartphone como un apéndice permanente de sus manos! Usamos el smartphone como una extensión de nuestro cerebro (como memoria adicional, para buscar información cuando no sabemos o no recordamos algo); pero con wearables, dispositivos implantados, exoesqueletos y, en general, el Internet de las cosas alcanzaremos un nivel mucho mayor de integración con las máquinas. Esto será antes de que Mark Zuckerberg (el fundador de Facebook) nos transporte a todos al Metaverso, y antes de que Elon Musk logre llevar al mercado la hechicerías de su empresa Neuralink.

-T: ¿A qué llama la tercera vía de la economía digital y el papel que deberían cumplir Europa o Latinoamérica?

-AR: El mundo está actualmente dividido entre dos visiones de la economía digital: el Far West de Estados Unidos, un capitalismo de vigilancia donde las plataformas privadas actúan como reguladores privados de hecho, y con frecuencia abusan de su posición en detrimento de consumidores y trabajadores; y el modelo chino, la vigilancia autoritaria que se está extendiendo gradualmente desde China a varios países involucrados en la Ruta de la Seda Digital. Ninguno de estos modelos nos va a llevar muy lejos en nuestra búsqueda de una era digital sostenible. La UE busca colocar al ser humano en el centro: la tecnología se convierte en un medio para un fin, donde el fin es empoderar a las personas, sin dejar a nadie atrás y al mismo tiempo proteger el planeta. Queda un largo camino por recorrer para la UE en el desarrollo de este modelo, pero es absolutamente la mejor dirección posible.

-T: Siempre menciona la «conciencia crítica en los niños» como fundamental para los nuevos aprendizajes. ¿Cómo la define y cómo se logra?

-AR: Necesitamos preparar a los niños para un futuro en el que la tecnología será tan omnipresente que devendrá difícil distinguir lo que es real de lo virtual. Y lo que es más importante, debemos prepararlos para un futuro que no conoce fronteras entre disciplinas, y las personas necesitan conocimientos básicos sólidos para enfrentar desafíos que requieren habilidades interdisciplinarias. Esto tiene repercusiones importantes en la forma en que enseñamos a los niños. No se trata solo de matemáticas o de aprender a codificar. Se trata de filosofía y ética, ciencia, creatividad y arte. A medida que la tecnología imita cada vez más lo que los humanos pueden hacer, los humanos tenemos que dar un salto adelante y enfocarnos en lo que nos hace únicos: nuestro sentido de conciencia, nuestro sentido de pertenencia y empatía, y nuestra libertad para soñar con un futuro mejor.