Mauro Grande es periodista y actualmente está trabajando como conductor en Cabify. Recientemente, relató en sus redes sociales la angustiante situación que vivió con unos pasajeros.
Durante su jornada de trabajo, Mauro debió trasladar a dos jóvenes, algunos años menores que él, desde un club de tenis del barrio porteño de Palermo. En el momento en el que subieron al auto, los pasajeros iniciaron una conversación con el conductor que más tarde el periodista relataría por redes sociales.
«Lo primero que pensé cuando me preguntaron si había estudiado y qué, porque les llamó mi juventud pese a estar a meses de tener 30, era que querían entablar una charla entre personas de parecida edad», escribió Mauro en un hilo de Twitter.
Allí contó: «Después de decir mi profesión, fue tajante: ‘¿Sos periodista y estás manejando un Cabify?’. Ambos largaron una carcajada. Y a continuación siguieron las risas burlonas hacia mí. Me banqué los 20 minutos restantes de viaje con un nudo en la garganta y sin escuchar si seguían o no».
En el hilo de Twitter, Mauro hizo su descargo sobre el angustiante momento, y relató que luego de llegar al destino lo atacó el llanto. «Cuando llegué al destino, con pago en efectivo, escuché ‘son $1000 y toma $10 de propina así seguís así, periodista’. No terminé de arrancar que no aguante el llanto. Tuve que frenar en una estación de servicio porque no podía seguir», contó.
De este modo, y con más calma, Mauro relató su experiencia en la búsqueda laboral: «Venía luchando con mi cabeza de sentirme frustrado por no poder estar haciendo nada relacionado al periodismo en un medio. Fue y es duro, decidí salir a hacer viajes para ganarme la guita dignamente hasta que aparezca de lo que me recibí».
Luego de sus reflexiones, el periodista de 29 años concluyó su publicación: «Soy feliz de ser periodista, de haber elegido tan hermosa profesión y soy feliz haciendo algo temporal cómo manejar para una app porque me ayuda en un montón de cosas y me gano mi propia guita»
Para finalizar, dirigió unas palabras a los pasajeros de aquel duro viaje: «No les deseo lo peor, porque ya debe ser difícil levantarse todos los días siendo así de miserables».