Los habitantes de la ciudad de Sumy sufrieron el pasado Domingo de Ramos el más mortífero bombardeo ruso en los más de tres años de guerra, en el que murieron 35 personas -incluidos dos menores de edad- y otras 125 resultaron heridas.

La Semana Santa en Ucrania comenzó con un ataque con misiles rusos sobre la ciudad de Sumy, que cobró la vida de 35 personas, incluidos dos menores de edad. Otras 125 personas resultaron heridas. El ataque con dos misiles el 13 de abril de 2025 se convirtió en el más mortífero para civiles en esta ciudad en los tres años de invasión a gran escala. El ataque ocurrió en la mañana del Domingo de Ramos, cuando muchos cristianos se preparan para la Pascua y suelen asistir a la iglesia. Según la Dirección Principal de Inteligencia de Ucrania, las fuerzas rusas lanzaron misiles Iskander-M/KN-23 desde las regiones fronterizas de Vorónezh y Kursk. Estos misiles balísticos, que pueden costar hasta 3 millones de dólares cada uno, están diseñados para alcanzar objetivos a 500 km de distancia. Sumy se encuentra a solo 30 km de la frontera rusa. Los misiles alcanzaron su objetivo en minutos. Las personas no tuvieron oportunidad de refugiarse. El mes pasado, las tropas rusas recuperaron el control de la región de Kursk, vecina de Sumy, que anteriormente había estado bajo control ucraniano. Desde entonces, los ataques con diferentes tipos de armas sobre Sumy y la región se intensificaron. Mientras se discute una posible tregua y negociaciones entre la nueva administración estadounidense y Rusia, el número de ataques rusos con drones y misiles en 12 regiones ucranianas se ha duplicado en los últimos dos meses en comparación con principios del año pasado, según el centro de análisis ucraniano Texty.org.ua.
La metralla metálica, afilada como cuchillas, se esparció cientos de metros, desgarrando cuerpos. “Llegaban pacientes al hospital con extremidades arrancadas, órganos internos destrozados, con entre 10 y 20 fragmentos metálicos en el cuerpo”, cuenta el cirujano del hospital regional, Artem Firstenko. Ese día tenía libre, pero al escuchar las explosiones, fue directamente a operar.
El cirujano explica que, debido a la gran cantidad de fragmentos metálicos, las personas pierden sangre muy rápidamente. Quienes sobreviven, tendrán que vivir con metralla en el cuerpo, ya que no es posible extraerla por completo.

Casi una semana después del ataque, 32 personas siguen hospitalizadas. Entre ellas está Viktor Voytenko, de 56 años, guardia de seguridad en el Instituto de Física Aplicada. Estaba dentro del edificio durante la segunda explosión. La metralla le alcanzó la espalda, dañándole la columna y dejándolo paralizado.

En la habitación vecina está Alla Shyrtokala, de 76 años. Ese día iba a visitar a sus amigos en una casa de campo. La metralla le cortó las arterias del brazo. “Me salvó un chico que abrió la puerta del autobús”, cuenta Alla. Su salvador fue Kyrylo Illyashenko, de 13 años.

Kyrylo viajaba con su madre en autobús rumbo a casa de su abuela. Vidrios, metal y piedras les cayeron encima. La madre del niño, Maryna Illyashenko, no podía abrir los ojos y gritaba su nombre: “¡Kiryusha, Kiryusha!“. ”Los segundos en los que mi hijo no respondía fueron los peores de mi vida», recuerda. Kyrylo tomó a su madre de la mano y vio su rostro cubierto de sangre. Quiso salir por la puerta del autobús, pero estaba atascada. Saltó por una ventana y la empujó desde fuera hasta que cedió.
Ese gesto salvó la vida de muchos pasajeros.
Días después de la tragedia, el rostro de Maryna aún está cubierto de hematomas. Los médicos le extrajeron un fragmento de metralla de la cabeza de Kyrylo, pero otros dos permanecen incrustados en su cráneo. Probablemente, tendrá que vivir con ellos.

La acción heroica del niño se convirtió en un rayo de esperanza para los habitantes de la ciudad. Le llevan regalos y frutas al hospital.
El adolescente practica lucha libre y, tras la tragedia, recibió una llamada de su ídolo, el campeón olímpico ucraniano en lucha grecorromana, Zhan Beleniuk. “Mamá, la cabeza casi no me duele. En mayo iré a competir”, repite Kyrylo. Lo animó el apoyo de la gente.

Tras el bombardeo, se volvió viral en redes sociales una imagen de un patinete azul cubierto de escombros:
