El mendocino Sebastián Gallardo (35) llevaba un buen tiempo especializándose en cicatrices y manchas provocadas por diferentes enfermedades, cuando se sintió profundamente interpelado por el movimiento Ni Una Menos y el aumento de los femicidios, y desde 2017 lleva realizados 160 tatuajes gratuitos a sobrevivientes y busca que más colegas se sumen a esta iniciativa.
«Yo venía trabajando en tapar estrías, celulitis, várices, manchas de vitíligo, pero en 2017 me conmovió la cantidad de casos de femicidio en el país y en base a eso, decidí encarar este proyecto», dijo a Télam.
Gallardo contó que el caso «más terrible» sobre el que le tocó trabajar hasta ahora «es el de mi primera clienta sobreviviente de violencia de género».
La mujer llegó «con una cicatriz de 22 por 14 centímetros», que Gallardo cubrió con un diseño de flores elegido por ella.
Más allá de su sensibilidad como artista, el joven compartió que las historias de violencia de género le llegan particularmente por un caso que hubo en su familia, una experiencia personal que le hace empatizar particularmente con estas mujeres.
«Yo estaba acostumbrado a otro tipo de cicatrices, pero éstas vienen con historias muy feas atrás que la gente te las cuenta, porque las sesiones de dos o tres horas se prestan para eso. La persona llega con la autoestima muy baja y uno lo único que pide es que por favor el tatuaje te quede lindo y no se vea más la cicatriz», señaló.
Gallardo realiza dos tatuajes gratuitos al mes en su estudio de Guaymallén, hasta donde «ha venido gente de San Luis, Neuquén, Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires». En la actualidad, tiene una espera de cuatro meses.
«La idea cuando empecé era generar una especie de ‘Cadena de favores’, pero el mundo del tatuaje es particular», reconoció.
El mendocino tiene otras dos campañas solidarias en marchas: también tatúa gratuitamente areolas mamarias a mujeres que atravesaron una mastectomía y a personas que necesitan llevar inscripciones en el cuerpo por seguridad médica.
«Acá hubo una nena que falleció a los tres años porque le inyectaron un medicamento al que era alérgica, pero nadie lo sabía», contó.
Para evitar esto a veces se usa una chapita al cuello pero lo más práctico es el tatuaje y «en Europa los médicos tienen incorporado que lo primero que tienen que hacer (durante una emergencia) es mirarte la muñeca», para así identificar rápidamente si se trata de una persona «diabética, alérgica a la penicilina, celíaca, epiléptica, con VIH; o con huesos de cristal, implantes coronarios» u otras características por las que requieran cuidados especiales.
En estos casos, se le tatúa una leyenda en la muñeca o un ícono con el que se reconoce internacionalmente su condición.
Línea 144: atención, contención y asesoramiento en situaciones de violencia de género. Por WhatsApp: +5491127716463.